En la región más aislada de Chile, donde las inclemencias meteorológicas acompañan las actividades cotidianas. Donde el viento, el frío, la nieve y la lluvia adornan una tierra verde e indómita. En aquella porción del país donde menos gente habita, un grupo de adolescentes prendió un punto rojo, una llama difícil de apagar. Ahí, una página completa de la historia del básquetbol chileno tuvo su reedición. Un duplicado del capítulo que ya habían escrito el año anterior. Es la selección femenina Sub 15, que en Aysén desplegó un juego prolijo, sobresaliente, brillante y eficiente, para gritar que son bicampeonas de Sudamérica. A gimnasio lleno, de principio a fin, y con el futuro a su merced, las Huasitas demostraron una jerarquía sorpresiva y esperanzadora.
La primera gran gesta de este grupo se remonta al año pasado. En noviembre de 2017, la selección que en ese entonces jugaba como Sub 14 se coronó campeona invicta del Sudamericano que se disputó en Colombia. Ante eso, la defensa del título en el posterior Sub 15, el de Aysén, era la meta principal. Y si no, estar dentro de los tres mejores del torneo, ya que eso daría derecho a participar en el Premundial Sub 16 del próximo año. Y, tras ganar en la zona austral de Chile, todo lo lograron.
El grupo fue comandado por Warren Espinosa, un técnico costarricense que lleva años en el país. Con experiencia en equipos de la Liga Nacional, ahora pasa sus días como head coach del básquetbol femenino. Fue el técnico que comandó a la Sub 14 y el que creció con la Sub 15. "Estuvimos una semana antes del torneo en Aysén. La fortaleza de este grupo es la unión. No son solo las 12 niñas que participaron, son más de 20 que durante seis meses dieron lo mejor de cada una en todos los entrenamientos", dice Espinosa.
El título, sin embargo, hay que dárselo a sus intérpretes. De Santiago llegaron Catalina Valenzuela (15 años, base), Pía Henríquez (15, alero), Gabriela Ahumada (14, pívot), Leyla Olivares (15, pívot) y Fernanda Ovalle (15, alero), quien fue escogida como la mejor jugadora del torneo. Desde Antofagasta participó Catalina Ramírez (15, pívot); desde Punta Arenas llamaron a Bárbara Torres (15, base) y Valentina Ojeda (15, pívot); de Castro fue citada Dámaris Alarcón (15, base); de Concepción llegó Francisca Rocha (15, pívot); y de Puerto Montt se sumaron Josefa Orrego (15, alero) y Martina Gallardo (15, alero).
Las 12 seleccionadas se agruparon bajo el nombre de Huasitas, apodo que se autoimpusieron en el primer Sudamericano que ganaron. "Viene de que venimos del sur. Las de Santiago dicen que hablamos como ahuasado, más cantadito. A ellas igual se les pegaba un poco, así que nos pusimos ese nombre", explica Josefa Orrego. "Es del sur, pero representa a todo Chile por el huaso y la huasa cuando bailan. Ya nos lo apropiamos, nos acompañó todo el proceso y la gente nos identifica", añade su coterránea Martina Gallardo.
El camino al bicampeonato sudamericano no fue fácil. La Sub 15 tuvo un inesperado tropiezo en su debut, cuando cayeron ante Argentina en un gimnasio repleto. Esto último fue una de las causas de aquella derrota, que también provocó una profunda reflexión en las seleccionadas. La gran cantidad de público las sorprendió e incluso las desconcentró en el juego. "Nos sentíamos nerviosas, desenfocadas y no cómodas. Nunca habíamos jugado con tanto público", dice Valentina Ojeda. Y agrega: "Después nos dimos cuenta de que estas cosas pequeñas no nos pueden afectar en el juego".
Tras el debut, la Selección se reunió a conversar. Espinosa lideró la charla en la que se propusieron no volver a perder. Ir al Mundial es la meta que aún está en sus cabezas y si perdían el segundo duelo, ante Uruguay, eso se esfumaba. El triunfo ante las charrúas y el posterior ante Colombia las metió en una semifinal donde despacharon a Brasil. Y en la definición sacaron toda su experiencia, corta en años pero rica en básquetbol. En la definición, Ecuador no pudo ante el vendaval chileno que le hizo honor al viento de Aysén para quedarse con una amplia victoria y con el título.
"Empezamos nerviosas, también confiadas, pero cachamos que no sería fácil. Nos dimos cuenta de que nadie nos iba a regalar la copa y tuvimos que luchar más", indica Bárbara Torres.
Las ansias y el nervio de un gimnasio lleno terminó siendo un factor a favor de las Huasitas. "El apoyo del público fue súper lindo, nunca esperamos una recepción de esa manera. Estamos agradecidas de ellos por todo el cariño que nos entregaron", sintetiza Catalina Valenzuela. "La presión se sintió, había que revalidar el título en casa. Nos acostumbramos al público, eran parte de nosotras y gritaban con nosotras. En los partidos servía", añade Pía Henríquez.
Sobre el título, todo fue alegría tras ganarle a Ecuador. "La sensación es maravillosa. Salimos bicampeonas y nadie lo había hecho antes. Todas mejoraron en comparación con el año pasado", expresa Gabriela Ahumada.
Por su parte, Dámaris Alarcón destaca el compromiso tanto de las jugadoras como del cuerpo técnico: "En las concentraciones dejabas de lado a las familias, algunos cumpleaños, dejar amigas en el colegio. Somos parte de una familia que se viene formando del año pasado, no somos solo un equipo. La conexión entre nosotras es algo que nunca había experimentado en un equipo".
La MVP del torneo, Fernanda Ovalle, quien también destacó en el Sub 14, demostró las cualidades que la elevan como una de las figuras más promisorias del básquetbol nacional. Y eso que destaca en un grupo donde todas las jugadoras son de un alto nivel. "Fue un torneo súper duro, donde enfrentamos equipos altos y fuertes. Muy feliz por ser mejor jugadora, es una motivación más para mí, para esforzarme y seguir trabajando", dice.
Y ese es el espíritu de este equipo que sigue en constante crecimiento y se enmarca en un plan de fomento del básquetbol femenino, que estos dos títulos llegaron a confirmar. Irán Arcos, presidente de la Federación de Básquetbol de Chile, valora el progreso que esta rama ha tenido. "Ha sido un año con harta competencia. En noviembre y diciembre nos reuniremos a planificar el trabajo de estas chicas. Tenemos que ver torneos internacionales para que lleguen al Mundial. Se vienen cosas positivas y lo primero es construir el futuro", indica.
Pese a tener dos títulos de Sudamérica en la mano, a las Huasitas no se les corta el deseo de agrandar sus hazañas. El Premundial Sub 16 de 2019 está en el horizonte con el único objetivo de llegar al Mundial. Conquistar el planeta llena la ambición de un grupo que ya se apropió del continente, pero que sigue hambriento.