Hace exactamente 45 años, Italia vencía a Chile en la final de la Copa Davis. En el tercer punto, el del dobles, la pareja de los europeos Adriano Panatta y Paolo Bertolucci se impuso en cuatro sets a Patricio Cornejo y Jaime Fillol. “Una época convulsionada”, recuerda Panatta en contacto con El Deportivo. Con 71 años, la raqueta no solo brilló en aquella campaña por la Ensaladera de Plata. En 1976, donde llegó a ser cuarto del mundo, ganó su único Grand Slam, en Roland Garros, donde agregó el mérito de ser el único jugador que pudo derrotar a Björn Borg en el torneo parisino (1973 y 1976). Un héroe del tenis de la bota europea.
En Chile, recuerda Panatta, nada era normal, por el convulsionado escenario político. “Y en Italia existía un gran movimiento político de izquierda que no permitía que nosotros viajáramos a Santiago”, apunta. Fue la única definición en la historia nacional, a la cual accedió luego de que Unión Soviética se negara a jugar. Un enfrentamiento lleno de simbolismos, donde el tenista italiano lució una camiseta roja en el duelo final, por razones que explica en este diálogo.
Se cumplen un nuevo aniversario del título de Italia en la Copa Davis de Santiago…
Tengo un excelente recuerdo de esa final. Con esa generación de jugadores disputamos cuatro definiciones y ganamos solamente esa. Que, en realidad, fue la primera en la que competimos. Por lo mismo, tiene un sabor especial. Es algo muy lindo para nosotros, porque teníamos una de las mejores generaciones en la historia del tenis italiano.
¿Es cierto que hubo cierta resistencia en su país?
Es verdad, en Italia hubo mucha polémica por nuestro viaje. Eran tiempos muy convulsionados. A nivel político había muchos problemas. Años difíciles, donde en Italia estaba presente el hecho de que en Chile gobernaba Pinochet.
¿Tanto repercutía en Europa la dictadura que se vivía en Chile?
Lo que pasa es que en ese momento en Italia existía un gran movimiento político de izquierda que no permitía que nosotros viajáramos a Santiago. El tema era así. Fue un momento complejo para nosotros, pero finalmente pudimos viajar. Todos en el equipo queríamos ir a Chile, pese a las críticas. Era una final de Copa Davis, una instancia muy importante. Esa era nuestra principal motivación. Obviamente que la queríamos jugar. Tampoco pensábamos que la situación política nos debía afectar. La decisión estaba tomada.
Pero Unión Soviética no quiso jugar la semifinal contra Chile por tema políticos.
Eso no lo sé. Nunca nos pusimos en esa disyuntiva. Siempre quisimos viajar, confiábamos en que podríamos en lograr el título. Comprendíamos que era una situación muy complicada. Pese a la distancia, en Italia se sabía lo que ocurría en Chile. Se hablaba mucho de Pinochet y las cosas que estaban ocurriendo. Se decían cosas horribles, sobre desapariciones y muertes. En el equipo italiano lo hablábamos entre los jugadores. Sin embargo, nunca notamos nada extraño o incómodo.
¿Vio algo cuando llegó a Santiago?
Bueno, cuando fuimos a Chile en 1976, había una atmósfera muy pesada. Se notaba en el ambiente, de eso no había dudas.
¿Cómo fue ese enfrentamiento en la cancha?
Chile tenía muy buenos jugadores. Jaime Fillol y Patricio Cornejo eran grandes singlistas. Nos habíamos enfrentado algunas veces con Jaime en el circuito, siempre fue muy difícil ganarle. Juntos, en el juego dobles, hacían una gran pareja. Nos dieron mucho trabajo. Pero nosotros éramos un equipo muy fuerte. Yo había ganado en Roland Garros ese mismo año y Corrado Barazzutti tenía un gran juego, que venía en ascenso. Para nosotros fue un desafío muy complicado, pero supimos sacar adelante la tarea para el título.
Usted utilizó una camiseta en uno de los duelos...
Eso es cierto. Incluso después se realizó un documental sobre ese enfrentamiento final que se llamó, precisamente, Camiseta Roja.
¿Qué lo motivó?
En realidad, fue una cosa espontánea. Queríamos dar una señal al régimen de Pinochet que no estábamos de acuerdo con lo que ahí sucedía. Contra los crímenes de los cuáles se le acusaba. Algo contrario a nuestra ideología. Además, se disputaba en el Estadio Nacional, un recinto que pasó a la historia por la represión.
¿Cómo se comportó el público chileno en los partidos?
Para decirle la verdad, fue muy bravo con nosotros, recibimos muchos abucheos. No nos trataron tan bien, pese a que solo era un enfrentamiento de tenis. Pero ya está, nosotros ya habíamos entregado nuestro mensaje.
¿Volvió después a Chile?
No, nunca tuve la oportunidad. Sé que es un país completamente diferente al que conocimos en 1976.