Iniciar un camino en el tenis no es algo fácil. Pese a su masividad planetaria, el deporte blanco sigue siendo una disciplina muy costosa, sobre todo cuando a nivel junior, en donde las ganancias son mínimas y los gastos altísimos. No solo son raquetas, camisetas o zapatillas. También son horas de entrenamiento en clubes privados y traslados de cientos de kilómetros para ir a disputar eventos donde puedes quedar eliminado después de un solo partido.
Todo aquello hace que la historia de Frances Tiafoe (20 de enero de 1998), sea una de las más especiales del circuito. Un rupturista dentro de un mundo en donde muy pocos lograron superar todo lo que él y su familia tuvieron que vivir. Porque el actual 16 del mundo, y rival de Alejandro Tabilo esta jornada, no es profesional solo por su esfuerzo. En la escena también aparecen sus padres, quienes nacieron en Sierra Leona, pero viajaron a Estados Unidos para cambiar sus vidas.
Y con el paso del tiempo sobre el papel, vaya que lo lograron. Dejaron África a mediados de los 90 para escapar de una sangrienta guerra civil que terminó dejando más de 50.000 personas fallecidas y a dos millones de sierraleoneses como refugiados. Entre ellos, los padres del campeón de Delray Beach en 2018.
Su papá trabajaba en las minas de diamantes cuando decidió escapar de un país sumido en la pobreza y la destrucción. Su madre en cambio, fue privilegiada al quedar seleccionada en la lotería de tarjetas verdes (llamada oficialmente Diversity Immigrant Visa), que entrega pasaportes de residente permanente de los Estados Unidos a gente de países con bajas tasas de inmigraciones.
Una vez instalados en Norteamérica juntaron sus caminos e iniciaron una historia de que casualidad llegó al tenis. Su padre trabajó como obrero en la construcción del Junior Tennis Champions Center (JTCC), un recinto privado en College Park, Maryland. Tal fue el esfuerzo que demostró, que los dueños del lugar le ofrecieron que se quedara como conserje.
Y ahí todo conectó. Él y su esposa llegaron a la conclusión de que Tiafoe junto a su hermano gemelo, estarían mejor en un ambiente como ese y no en el departamento de una habitación que tenían en Hyattsville, así que le pidieron a los propietarios si podían convertir una pequeña oficina libre, con solo una ventana, en una pieza para que sus hijos pudieran dormir allí. Tenían apenas dos años.
“Dormía en mesas plegables en la oficina. Allí fue donde comenzó mi aventura. Pensaba, ¿cómo terminaría esta historia? Vi el tenis como algo que podría llevarme a otro sitio. Pensaba: “¿Te imaginas si sale bien? Sería increíble. Me gustaría que esta historia sirviera de inspiración para otros. No necesitas tener que empezar en los últimos escalones para hacer algo grande. Si quieres algo en la vida, vete a por ello”, recordaba el tenista estadounidense a The Guardian sobre esas primeras memorias en el centro en donde pasó la mayor parte de su vida de niño y adolescente.
Un periodo en el cual tuvo que aprender a convivir con niños que tenían una vida totalmente distinta a la suya. Jóvenes que tenían las mejores raquetas, los mejores entrenadores y padres con mucho dinero. “No me sentía triste por eso porque sabía que debía estar agradecido por lo que tenía. Aunque era duro, porque ellos te miraban la ropa que llevabas, que no era la mejor. Mi padre decía: “Mira, tú puedes reír al último. Tienes una fantástica oportunidad. Ellos tienen choferes. ¿Pero son suyos? No, porque ya nacieron con eso. Tú puedes ganarte los tuyos”, confesaba de igual forma en la entrevista con el medio británico.
Aprendió a jugar por si mismo, viendo las clases de los socios del club. Usó raquetas usadas, que desechaban las jóvenes promesas del centro, hasta que tuvo su primer auspicio al explotar en los torneos junior.
De hecho, el primer en fijarse en él fue Misha Kouznetsov, un entrenador de Pensilvania que había viajado a Maryland para encontrar nuevos talentos. “Era más grande que la mayoría de los niños de su edad y más atlético. Cuando tenía 10 años, comenzó a jugar con chicos mayores de 12 años, y en ese momento supe que algún día podría llegar a ser un profesional”, comentaba el estratega quien rápidamente lo llevó a la primera plana de Estados Unidos.
Dos años después del inicio del vínculo conquistó el Campeonato Mundial Sub-14 en Francia, mientras que una temporada después, con 15 años, se transformó en el jugador más joven en ganar el famoso Orange Bowl en Florida. Con 17 se convirtió en el el estadounidense de menor edad en formar parte del cuadro principal de Roland Garros desde Chang en 1989 y cuando recién había cumplido 20, ganó su primer (y único hasta el momento) título ATP.
Tras ese arranque explosivo, Tiafoe sintió en primera persona la presión de las expectativas. No logró mantener el impulso de sus primeros años y perdió relevancia dentro del circuito. Eso hasta 2020. “La pandemia fue probablemente lo mejor que me pasó en mi carrera, si vamos a ser francos. Estaba en un lugar oscuro antes de la pandemia. Me miré al espejo y pregunté, ‘¿Por qué estás aquí? ¿Cuáles son las cosas que necesitas cambiar y cuáles son las cosas en las que necesitas seguir construyendo? “Me ayudó mucho. Hubo muchas conversaciones profundas”, confesó a la ATP meses después de la reactivación del circuito.
Así su carrera tuvo una reactivación que ha encontrado su mejor versión en los últimos doce meses. En 2022 firmó octavos de final del Masters 1000 de Miami, cuartos de final en el Masters 1000 de París-Bercy, octavos de final en Wimbledon y semifinales en el US Open, un torneo en donde eliminó a Rafael Nadal en octavos de final. Ya en el arranque de 2023 consiguió llegar a la tercera ronda del Open de Australia y subir al puesto 14 del ranking ATP, su mejor registro histórico.
Ahora en el horizonte aparece Alejandro Tabilo. El chileno se medirá ante Tiafoe en los octavos de final de Indian Wells, en lo que es para ambos, el mejor rendimiento que han conseguido en el evento que se disputa en el desierto californiano. Un duelo en donde habrá estadio lleno y en donde los locales apoyaran a uno de los jugadores más carismáticos de su país. En frente, estará otro tenista que sabe lo que es venir de afuera y tener otra cultura que se toma tu corazón.
Tiafoe de hecho nunca ha renegado de su pasado africano. Incluso admite que el viaje que hizo a los ocho años a la tierra natal de sus padres lo cambió para siempre. “La pobreza allí es una locura. Lo ves en la televisión, y luego lo ves de cerca y es como, maldita sea. La gente estaba realmente sufriendo y había muy pocas esperanzas. Eso me hizo entender que, como ciudadano estadounidense, tenía oportunidades y era capaz de hacer lo que quisiera” comentó hace unos años.
“Fue bueno para nosotros entender que la vida es diferente en África. Te hace humilde y es bueno que me criaran como africano. Cuando regresé a DC después de Australia, un grupo de niños pequeños estaban hablando de eso. Sentí que había hecho una diferencia. Inspiré a un niño a decir: ‘Quiero ser como Frances cuando sea grande”, otra de sus reflexiones. Un tipo con los pies en la tierra y el pecho bien arriba. El rival de Tabilo en una jornada especial para el tenis chileno.