Nick Bollettieri fue dueño de uno de los imperios más grandes en la historia del tenis. Su academia, construida en Bradenton, al sur de Tampa, recibió a cientos de jóvenes que llegaron como promesas y se fueron como estrellas del circuito mundial. Aquello obviamente también lo transformó a él en un referente planetario hasta el momento de su muerte.

El listado de figuras que pasaron por las instalaciones del rancho de Florida no discriminó géneros ni nacionalidades, teniendo solo como condición el talento. La fórmula le permitió entrenar a 10 jugadores que consiguieron llegar a lo más alto del ranking mundial y a casi 20 que disputaron finales de Grand Slam, tanto en singles como en dobles.

En esas listas aparecen apellidos tan destacados como Agassi, Courier, Seles, Becker, Ríos, Jankovic, Hingis, Sharapova, Williams, Enqvist y Haas. Figuras que definieron más de tres décadas en el mundo del tenis.

Pero si hay alguien que destaca en esa lista es sin dudas Andre Agassi. El chico malo de Las Vegas llegó a Bradenton con apenas 13 años, luego de que su padre viera un reportaje en televisión sobre la academia. Iban a ser solo tres meses, pero el vínculo (en gran parte debido a Bolletieri y el padre de Agassi) se extendió por más de una década.

En esas instalaciones sufrió la convivencia competitiva del lugar y se rebeló en varias ocasiones a su entrenador, pero también encontró las herramientas para transformarse en uno de los mejores de la historia. Fue hasta 1993 que hicieron dupla, consiguiendo ganar Wimbledon el año anterior al que finalmente rompieron el pacto.

Tras esa separación, Bolletieri probó suerte con Boris Becker quien ya era una estrella del circuito en 1993. Fue una relación que duró dos temporadas y que al estadounidense le significó 180.000 dólares por año y el 10% de las ganancias de su pupilo.

Pero el alemán estuvo lejos de ser el tipo de jugadores que prefería. Al magnate del tenis le gustaba encontrar el talento antes que al resto. Ayudarles a ser estrella y no tomarlos cuando ya habían tocado el cielo. Por eso su atención siempre estuvo puesta en Florida.

En los pasillos de la actual IMG Academy pasó por ejemplo Marcelo Ríos, quien cuando aún era un adolescente se mudó a las instalaciones de Bollettieri. De hecho, el estadounidense ha dicho que el “Chino” fue el talento más grande que tuvo, pero que su personalidad no era la mejor. “Tenía el talento más grande que le haya visto a un jugador en 60 años de carrera como entrenador. Trabajaba duro en el gimnasio, duro en la cancha, pero no respetaba el juego, no respetaba a los niños, no les dedicaba tiempo. No hacía mucho por el deporte fuera de la cancha, y eso era una pena”, comentó en una entrevista inédita lanzada por Clay Tennis el día de su muerte.

Otra jugadora que también fue parte del equipo Bollettieri fue Maria Sharapova, quien en 1995 y con solo nueve años dejó Rusia para aterrizar en Florida. Allí formó su carácter y juego, siendo una de las tenistas favoritas del entrenador norteamericano, quien la definía como “alguien que pensaba solo en el trabajo, con una personalidad antisocial”.

Pese que en la segunda década del nuevo milenio su impacto el tenis disminuyó, la IMG Academy todavía es uno de los centros de tenis más importantes de Estados Unidos, siendo la casa de centenares de jugadores y sede de diversos eventos de menores. Actualmente tienen a jugadores como Sebastian Korda y Jerry Shang entrenando en sus canchas.

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