Uno entró tranquilo, a punta de goles. El otro por la ventana, o más bien por el fair play. Hoy, en segundo turno, Bélgica y Japón se juegan su pase a cuartos de final, en una de las llaves, a priori, más disparejas que ofrece esta ronda del Mundial. De todas maneras, hay espacio para la interrogante. Las sorpresas de Rusia 2018 son múltiples. Aún así, el favoritismo de los Diablos Rojos es evidente: cuentan con un plantel de figuras de primera línea, están invictos y fueron el elenco más anotador de la fase de grupos (9).

Con Roberto Martínez al mando (ver página 11), el elenco belga encontró un estilo y afianzó a una generación que ya tiene un Mundial en el cuerpo, aunque con la desventaja ya sea de la juventud o por la inexperiencia en instancias de estas características. Del actual plantel que está en Rusia, 15 se repiten de la Copa del Mundo de 2014, de los cuales nueve son parte de la columna vertebral: Courtois, Alderweireld, Vertonghen, Kompany, Witsel, De Bruyne, Lukaku, Hazard y Mertens. En Brasil, quedaron eliminados en cuartos a manos de Argentina. Por lo mismo, la misión primaria es igualar esa barrera y aspirar a más.

Sin elementos que en su minuto fueron relevantes, como Nainggolan y Benteke (pueden darse el lujo de prescindir de ellos), Bélgica ha sabido convencer a través de una idea atractiva y vertical. Es de los pocos elencos del Mundial que apuesta por un dibujo distinto, el 3-4-2-1, y al replegarse usa a sus externos (Meunier y Carrasco) como laterales.

El ariete Eden Hazard sacó la voz en la conferencia de prensa previa. Asumió el rótulo de candidato y dijo que es la ocasión para que el plantel haga algo importante. "Este es nuestro momento para brillar, definitivamente. Tenemos mejores jugadores y jugamos como equipo, especialmente después de la victoria sobre Inglaterra", declaró la figura del Chelsea. Además, se considera más preparado que antes: "Soy mucho más fuerte que hace cuatro años en Brasil. Ese fue el primer gran torneo para muchos de nosotros... Tenemos el mismo nivel de madurez en todo el equipo, lo que hará la diferencia esta vez".

El cuadro nipón, el único asiático sobreviviente, sale al paso de un equipo que promete. La misión es cumplir en la cancha.