Marcelo Bielsa debuta en la banca de Uruguay. Lo hará a lo grande: en un Centenario que seguramente estará desbordado y con un aliciente cercano que, con seguridad, fortalecerá su proceso y hasta pudo tener relación con su decisión de aceptar la banca de la Celeste: el título en el Mundial Sub 20 que los charrúas consiguieron en Argentina.

En el evento habrá un chileno, como si se tratara de una muestra de que la relación entre el rosarino y el país es indisoluble: en la banca de Nicaragua, el rival que se transformará en el nuevo examinador de los orientales, estará Marco Antonio Figueroa.

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Bielsa llega a encabezar un proceso que pretende renovar a la selección uruguaya. En su primera lista no aparecieron figuras emblemáticas, como Luis Suárez y Edinson Cavani. Tampoco están José María Giménez, Sebastián Coates, Matías Olivera, Fernando Muslera, Martín Cáceres, Giorgian De Arrascaeta, Darwin Núñez, Nicolás De la Cruz, Lucas Torreira ni Manuel Ugarte. Federico Valverde y Ronald Araújo tampoco fueron considerados, pero con seguridad serán pilares del nuevo ciclo.

El Loco llega con la natural aspiración de aprovechar a los nuevos talentos y de proyectarlos con miras al inicio de las Eliminatorias para el Mundial de 2026, que organizarán conjuntamente Estados Unidos, México y Canadá. Las expectativas desde que se conoció la posibilidad de que se sentara en el banco son altas. Hay un elemento que entra definitivamente en el análisis: el técnico argentino suele examinar con detención las posibilidades que tiene de conformar un plantel competitivo y moldeable a sus ideas antes de aceptar una propuesta. Si llegó a Uruguay fue, precisamente, porque consideró que existe la base suficiente como para plantearse objetivos ambiciosos.

De acuerdo a la prensa uruguaya, su primera fórmula está definida: Santiago Mele; José Luis Rodríguez, Santiago Bueno, Sebastián Coates, Joaquín Piquerez; Fabricio Díaz, Manuel Ugarte, Matías Vecino; Facundo Torres, Jonathan Rodríguez y Maxi Gómez serán los primeros encargados de interpretar sus ideas.

Marco Antonio Figueroa, en su paso por el fútbol chileno.

Un rival en problemas

Figueroa, en cambio, llega en un escenario complejo: la Concacaf acaba de anunciar que Nicaragua quedará excluida de la próxima edición de la Copa de Oro, la principal competencia de la región, por la alineación indebida de Richard Rodríguez en ocho encuentros. El futbolista nacido en Uruguay no estaba habilitado para defender al combinado, pues no cumplía el parámetro de residencia por cinco años continuos en el país al que iba a defender. La federación nicaragüense anunció la correspondiente apelación.

Curiosamente, Rodríguez, quien defiende al Liberia, de Costa Rica, había renunciado a la selección nicaragüense, precisamente por la indiferencia de Figueroa. “Le hice punto y aparte a la selección porque el técnico no me hizo ningún llamado. Al salir la lista de la Copa Oro, le puse un punto y aparte. Hace un año que de la federación no me contactan”, puntualizó en una entrevista.

Nicaragua había viajado a Sudamérica precisamente con la intención de prepararse de la mejor posible para la justa continental. De hecho, su periplo finalizará en Asunción, con el duelo frente a Paraguay. La determinación de la confederación que la rige tira por la borda los planes. De hecho, está decidido que su lugar en el certamen lo tomará Trinidad y Tobago.

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