Antofagasta espera la resolución de la Segunda Sala del Tribunal de Disciplina, que resolverá si el partido frente a Palestino se juega o no. El fútbol chileno añade otro final de escritorio y en el norte lo que menos hay es calma. Por un lado, porque el partido ante los árabes es la última opción que tienen para salvarse de la pérdida de categoría y, de paso, condenar a Coquimbo Unido, que ya se da por liberado de ese peso. Por otro, porque la primera autoridad comunal, el alcalde Jonathan Velásquez, a quien se le responsabiliza por el cierre del estadio Calvo y Bascuñán el día en que los Pumas debían recibir a los de La Cisterna, ironiza con el potencial desenlace.
“Yo no soy el que sale a jugar fútbol, ni fui el que se perdió los goles. Simplemente soy una autoridad que les pidió pagar la deuda”, explica la autoridad comunal en declaraciones a Deportes 13.
Pena
De igual forma, Velásquez manifiesta decepción por el eventual descenso, aunque con una consideración concreta respecto de la propiedad del club. “Me da mucha pena que el club que lleva el nombre de la ciudad que represento baje a la Primera B, pero en realidad hace bastante tiempo dejó de ser el club de los antofagastinos. Solamente lleva el nombre desde que se transformó en una empresa privada”, enfatiza.
Luego critica directamente a la gestión que preside Jorge Sánchez. “Deportes Antofagasta es uno de los clubes que más dinero recaudó, pero nunca hizo una inversión. Y bueno, ni siquiera invirtieron en una lavandería. Siempre lavaron la indumentaria en los baños del estadio. Eso dice mucho”, sintetiza.
Finalmente, justifica su drástica postura. “Mi función como alcalde es que todos cumplan por igual. Si alguien de bajos recursos no tiene para pagar un gasto fúnebre, ahí puedo hacer una excepción, pero acá estamos hablando de un equipo que ganó más de cinco mil millones en los últimos tres años. No puedo hacer excepciones”, sentencia.