Alcalde de La Serena estalla: le cobrará el arriendo del estadio La Portada al club papayero y apunta contra Felicevich
Roberto Jacob, alcalde de la comuna de la región de Coquimbo, anuncia el fin del patrocinio que recibía el club granate por el uso del recinto. Si la medida se extiende a otras comunas, la industria se pondría en serio riesgo, donde solo cuatro clubes de Primera y Primera B tienen estadio.
Un tuit. 275 caracteres. Una frase que puede poner en riesgo a la industria del fútbol chileno. A Roberto Jacob Jure, el alcalde de La Serena, no le gustó ver el nombre de la ciudad involucrado en un reportaje televisivo que exponía la serie de irregularidades del fútbol chileno. Puntualmente, a Deportes La Serena se le vincula con el agente de futbolistas, Fernando Felicevich. La relación que se establece es poco clara. Aunque el representante se ha esforzado por descartarla, las últimas revelaciones no hacen más que conspirar contra ese objetivo.
“A partir de hoy, la municipalidad de La Serena terminará con el patrocinio a Club Deportes La Serena, traducido en una considerable rebaja de arriendo de La Portada que por muchos años se le hizo al club. Desde ahora, para el uso del estadio, la actual administración deberá pagar el arriendo completo”, dictamina la máxima autoridad comunal. La consideración obedece a que Felicevich cuenta con los suficientes recursos para enfrentar la obligación.
Dura sentencia
La sentencia de Jacob pone en jaque a gran parte del fútbol chileno. De los 32 clubes que componen las dos principales categorías del fútbol chileno, solo tres cuentan con recintos propios: Colo Colo, Universidad Católica y Unión Española. El resto arrienda en recintos municipales o fiscales.
Jacob explica la decisión a El Deportivo. “Lógicamente que es ante todo lo que salió a la luz. Yo me he portado muy bien con el club. Le he dado patrocinios, lugares de entrenamiento, pero ya no merecen más favores. Nosotros le dábamos un patrocinio del 70 por ciento del costo del arriendo. Ellos tienen plata, son dueños de jugadores. Que paguen como tienen que pagar. Después de lo que dijeron, no voy a ponerles la otra mejilla. En Los Llanos les permitíamos entrenar. Ahora van a tener que buscar donde hacerlo. Ahora irán las mujeres y los niños. Ellos sí, porque no tienen por qué pagar los costos”, establece, con dureza.
La autoridad comunal continúa la descarga. “Se les cayó la careta. Lo menos que podemos hacer es cobrar. Gente de esa calaña no merece otra cosa”, dice. Y luego entrega las cifras y los subsidios. “Lo que se paga es un millón o un millón 100 mil. Ellos pagaban 280 lucas. En la noche, el costo subía 1,8 millones. También era subvencionado”, sostiene. “Yo lo hacía por el club, por los hinchas. Yo insistí en que los hinchas volvieran al estadio”, añade.
Luego, vuelve sobre los motivos de su determinación. “Decir que al alcalde hay que hacerlo mierda o poner bots… qué más se puede esperar de esa gente. Tampoco tendrán la sede. Los servicios tendrán que pagarlos”, enfatiza.
¿Efecto dominó?
La determinación de Jacob pone en jaque a todo el fútbol chileno. En el país, solo tres equipos cuentan con estadios propios: Colo Colo, Unión Española, Huachipato y la UC. En el último tiempo, de hecho, los cruzados se han visto obligados a buscar sedes para la localía, por la reconstrucción de San Carlos de Apoquindo. El resto de los clubes ejerce la localía en recintos municipales o estatales. Hay clubes que, incluso, han pagado caro los desencuentros con las autoridades locales, como Audax Italiano.
Jacob dice que no pretende que su postura desencadene una acción conjunta. “Lo que pasa es lo siguiente: este es un caso puntual. Actúo en base a acontecimientos. No busco que otros se sumen. Si hay otros clubes que estén en la misma situación. Ellos verán. No estoy buscando que se transforme en escalada. No les estoy impidiendo ni quitando el estadio. Ahora, si no pagan, ya es otra cosa, tendrán que buscar otro”, establece.
Luego, se refiere a las dudas que había en torno a la propiedad del club papayero, en especial al rol de Felicevich. “Todo se comentaba, pero nunca se supo a ciencia cierta. El dijo que no, pero hoy está más que claro que es el dueño del club. Había una nebulosa. Uno hablaba con el presidente y el gerente. Un señor Contador, que se suponía que era el presidente. Y Daniel Behar, que era el brazo armado de Felicevich. Ellos actuaban en el club”, individualiza.
“Se han hablado tantas cosas, pero hoy que lo vivo en carne propia es diferente. Me imagino que la orden debe venir de arriba”, dice, en relación a las presiones y malos tratos que quedaron expuestos.
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