Alejandro Tabilo Álvarez (Toronto, 2 de junio de 1997) pide cancha. Hace rato está dando señales de querer meterse en la élite del tenis. La más reciente, la final del ATP de Córdoba, la primera a este nivel. “Ha sido un comienzo de año muy bueno, con muchas emociones y muchas cosas nuevas. Estoy muy feliz por cómo se ha dado todo. Empecé en la ATP Cup, con partidos muy duros e intensos. Y si bien, no fueron los resultados que queríamos, demostré el nivel en el que puedo jugar. Me ayudó mucho para ver los detalles que me faltan con esos jugadores. Jugando así uno se ilusiona, pero nunca pensé que me iba a salir una final ATP al siguiente torneo después de Australia”, reconoce el 112 del mundo.
A pesar de haber nacido en Canadá, su amor por Chile siempre estuvo gracias a sus padres. “Crecí en todo ese ambiente de la comunidad chilena en Toronto, la tele chilena, la comida… Lo único que veía de Canadá era en el colegio y cuando iba a jugar tenis. Nosotros como familia hacíamos todo juntos y yo siempre me sentí chileno, Chile para mí es todo y me nació jugar por el país”, recuerda, a casi seis años de tomar esa trascedental decisión.
Su padre contaba que la determinación de jugar por Chile la tomó después de una apuesta...
Venía molestando a mi papá hace tiempo para jugar por Chile y él siempre me decía que esperara un rato para que subiera en el ranking y me conocieran más. Pero yo nunca he querido esperar, siempre quiero que salga todo de una. Justo me tocó contra Jarry, él ya era una de las raquetas más grandes de Chile... Y ahí se le ocurrió a mi papá que, si ganaba, me cambiaba a jugar por Chile. Fue un partido durísimo, en cancha rápida y más con el saque de Jarry. Pude sacar el partido adelante, creo que más por la motivación que tenía… Y así, al próximo lunes ya estaba jugando por Chile en California.
Usted se formó en cemento, pero ha tenido mucho éxito en arcilla. ¿Qué superficie prefiere?
En este minuto me siento muy cómodo en las dos. Antes de la pretemporada me preguntaban qué prefería y yo, con los resultados que estaba teniendo, siempre decía cemento. Pero mi primer título de challenger fue en arcilla y mi primera final de ATP, también. He estado jugando bien en las dos. Es rico saber que me puedo adaptar muy rápido.
Al comienzo de su carrera, usted tuvo que hacer un gran sacrificio con los kilos. Debe haber sido muy difícil desde lo físico y psicológico...
Estaba jugando en los futuros y tenía muchos problemas físicos y de espalda. Sabía que tenía que hacer un cambio. Uno de mis errores fue meterme una meta yo mismo y nunca vi a un nutricionista. Lo hice todo yo. Bajé mucho de peso y me costó subir después. Cuando me fui a vivir a Chile, tuve que parar cuatro meses y dedicarme solo a entrenar. Me ayudó mucho el equipo que ahora tenemos, con nutricionista, psicóloga, preparador físico… Eso me ha ayudado muchísimo a estar más enfocado en lo que tengo que hacer. Fue un cambio muy duro, pero tuve suerte de que llegué a Chile y encontré a un equipo que se preocupara tanto.
No es muy común que viniendo de un país con muchas facilidades para dedicarse al tenis haya optado por radicarse en Chile. ¿Qué lo llevó a tomar esa decisión?
Una de las cosas de Norteamérica es que son muy de academia. Todos hacen las mismas cosas, el físico es todo lo mismo… No se enfocan tanto en el jugador, sino que lo que piensan que funciona se lo hacen a todos. Entonces, salió la oportunidad de ir entrenar a Alto Tenis con el Guille Gómez y el Tomi (Barrios), que lo conocía de junior. Fui a probar la academia y me gustó mucho. Fue muy diferente a lo que estaba acostumbrado. Tomi y yo siempre entrenamos juntos, pero estamos haciendo cosas específicas, según lo que cada uno necesita. El físico con (Carlos) Burgos ayuda muchísimo y también es muy específico. Antes, ni siquiera tenía kine. Ahora sí; viajamos con kine, entrenador... Es un equipo muy grande, somos casi una familia y eso ayuda mucho a estar tan centrado.
No es tan común que dos tenistas de ranking similar entrenen juntos. ¿Cómo es compartir con Tomás Barrios?
Yo creo que todo eso ha ayudado muchísimo. Tener un partner con el que pueda trabajar todos los días y con el mismo entrenador no pasa mucho en el circuito. Es alguien con el que vas viviendo las mismas experiencias, con el que puedes compartir y además se facilita mucho en los viajes. También ayuda mentalmente tener a alguien que entiende lo que estás pasando y contar con un equipo tan grande acompañándote en las giras, sobre todo con lo solo que es el tenis. Es algo muy lindo. Y el que estemos subiendo tan a la par, demuestra todo el trabajo en equipo que hemos realizado.
¿En qué lugar se ve a fin de año?
Siempre la meta ha sido el top 100. Nunca pensé que en el primer mes íbamos a estar así de cerca. Por ahora sigo con la meta de top 100, que todavía no se ha cumplido, y yo creo que de ahí hay que evaluar dónde queremos terminar el año. El top 100 es un paso más o menos grande y yo me quiero enfocar en eso y no pensar tanto en el futuro.
Usted es zurdo como Marcelo Ríos y hasta usa la misma marca de raqueta. No son pocos los que hacen ese vínculo...
Justo el otro día hablamos. Me llamó para felicitarme por cómo estaba haciendo la semana. Me dio unos consejos de lo que ve él, detalles de juego... Es bonito que estén todos preocupados. Obviamente, Nico Massú, y también Fernando González me mandan apoyo y eso ayuda mucho a seguir mejorando. Que te digan lo que ven ellos, que han estado metidos ahí, es algo que uno siempre tiene que escuchar, sobre todo si son personas que tienen tanto conocimiento.
¿Y qué le dijo puntualmente Ríos?
Cuando estábamos en la Copa Davis, me decía que le gustaba cómo jugaba, porque no juego tanto como sudamericano o como los españoles, que juegan más metidos atrás. Yo lo hago más adentro de la cancha. Siempre le ha gustado eso. Me aconseja cómo ir con mi cabeza, tomarme mis tiempos... Detalles que me podrían ayudar en la cancha o a calmarme un poquito en situaciones más complejas.
Otro que estuvo muy pendiente de usted fue su amigo Denis Shapovalov.
Cuando llegué a la final, me puso una historia (en Instagram). Fue bonito ver eso, que se alegre por mis logros. Igual, nuestras familias se conocen muy bien, yo lo conozco desde muy chico... Es bonito que siga esa amistad por tantos años. Después de la final, nos escribimos un poquito. Es muy lindo que yo esté tratando de subir y así poder vernos más en el circuito.
¿Quién fue su referente en los comienzos?
Siempre quise ser como Rafa. Lo imitaba mucho con la ropa y todo, y obviamente los tres grandes de Chile, que los veía en videos con mi papá. Ellos me han ayudado mucho a cómo formarme en la parte tenística. Pero, para mí, el ídolo más grande es Nadal, al que siempre veía cuando chico.
En la Davis se perfila como singlista. Hace seis años usted decía que eso era un sueño. Ahora es realidad.
Desde que me cambié a jugar por Chile, mi sueño era jugar la Davis. Tuve la suerte de disputar mi primer single en Suecia, fue inolvidable. Había más chilenos que suecos, fueron días muy lindos para mí. Y ahora en Viña será una serie muy importante para nosotros. Va a ser una decisión dura para Nico, porque todos estamos jugando muy bien. Me encantaría jugar, pero es decisión de él, que ve lo que sea mejor para el equipo.
Usted recordaba la ATP Cup, donde Chile logró clasificar por el ranking de Christian Garin. ¿Cuánto tuvo que ver él en su presente?
Sin Christian no podríamos haber ido. Se demuestra lo duro que es llegar a ese ranking. Compartimos mucho con el equipo ahí, estuvo muy lindo. Fueron dos semanas de entrenar, de competir. Pasamos muchas emociones... Después, en el Australian Open, seguimos muy unidos; comíamos juntos, nos apoyamos en los partidos... Eso nos va a ayudar en los torneos y en la Davis. Fue muy bonito acercarnos un poquito más. Y también estar con un jugador así, que está metido top 20. Aprender de él es algo que ayuda mucho, ya que uno ve cómo trabaja y lo que falta.
En Chile a usted lo quieren mucho. ¿Esperaba ese vínculo tan cercano con la gente?
Nunca esperé que me recibieran con los brazos tan abiertos. Estoy muy agradecido, me ha ayudado mucho para acostumbrarme a vivir en Chile. He notado que siempre están apoyando incondicionalmente y eso es muy lindo. A mí también me gusta darme un tiempo y compartir con la gente. Uno siempre necesita de su apoyo. Es algo fundamental.
¿Cómo maneja el tema de las redes sociales?
Intento no ver tanto los comentarios. Dependiendo el tipo de partidos, trato de dejar de lado el celular y no entrar a algunas redes sociales, pero igual uno se tiene que acostumbrar. Uno después ya sabe que son puro comentario y que no afecta mucho en tu día a día. Si son comentarios malos, uno tiene que seguir trabajando; ellos no te van a ayudar en la carrera después. Uno tiene que seguir concentrado y tratar de no darle tanta importancia.
¿Qué valor le da al aspecto psicológico?
Estoy trabajando con Anita Yávar, quien me ha ayudado mucho en este tiempo. He estado con muchas cosas nuevas que hay que aprender a manejar. Entonces, es algo que es muy fundamental en este minuto. Si avanzo un poco, voy a tener que controlar las emociones un poquito mejor.
¿Controlar las emociones ha sido lo más duro?
Es lo más importante y se notó en la final, cuando iba ganando. Al final va a ser experiencia. Son momentos duros, pero uno tiene que aprender de eso.
Después de los partidos llamó la atención que se fuera a entrenar. ¿Es algo habitual?
Siempre lo he hecho. Con Nacho Jojot o Guille Gómez, después de algunos partidos en que notamos que algo no está muy bien, vamos a corregir y ver esos detalles. Siempre es mejor hacerlo ahí, de una, para que esté fresco en la mente. Es un trabajo silencioso, como se dice. Siempre hacemos algo extra después de los partidos.
¿Qué espera del Chile Open?
El Chile Open va a ser un lindo torneo, esperemos que llegue harta gente a apoyar. Este año va a ser con público de nuevo. Quiero ir partido a partido, porque es un torneo muy importante para mí y para los chilenos. Lo vamos a preparar bien.
En sus zapatillas lleva el escudo de Everton. ¿Cómo nace su amor por ese club?
A mi tío, Miguel Estay, siempre le ha gustado el Everton y desde que yo era chico me ha metido el amor por el club. Mi tío ahora vive seis meses del año en Viña y voy lo que más puedo. También tengo familia en Villa Alemana y está todo conectado.
Cuando le dio apendicitis en Roland Garros 2020, ¿pensó que se terminaba su carrera o al menos que ya no podría recuperar su nivel?
No sé si terminar la carrera, pero pensé que iba a ser un poco difícil volver. Estaba jugando muy bien, venía de dos semifinales de challenger consecutivas y de una pretemporada en Estados Unidos muy bien hecha. Fue un momento muy duro. Que te digan que estuviste a minutos de morir, igual como que te pega un poco. En los primeros torneos lo pasé más o menos mal, porque quería volver a ese mismo nivel; quería todo muy apurado. Mentalmente fue un poco duro, pero fue algo que ayudó para seguir trabajando y hacerme más fuerte de cabeza.
Con los Juegos Olímpicos de Tokio estuvo muy cerca de clasificar y al final no pudo ir. Debe haber sido difícil para usted...
Estaba en Villa Alemana con mi familia y salió la opción de estar casi entrando a los Juegos. Si no hubieran estado los protocolos y los alternos, hubiera entrado. De hecho, entraron hasta doblistas en vez de singlistas. El estar muy cerca te hace pensar que todo es posible. Me tomé un par de semanas para entrenar y volví haciendo final en Lexington y empecé a subir un poquito. Todo hay que tomarlo como una motivación y, como decimos con mi familia, todo pasa por algo.
¿Cuál es el golpe que más le gusta ejecutar?
Siempre me ha gustado mucho el drop, que es algo que me ayuda o me puede hacer muy mal. Por eso últimamente no me gusta decir mucho el drop, porque es muy riesgoso. Recientemente he estado pegando mucho mejor mi derecha. Normalmente, también diría mi revés, pero he estado siendo mucho más agresivo con la derecha, que me gusta mucho. Se nota mucho el cambio que hemos estado haciendo y me ha dado mucha más confianza.
Luego de su éxito en Córdoba, la gente comenzó a compararlo con Ben Brereton. ¿Qué le pareció esa referencia?
Ahora últimamente en las redes sociales han estado haciendo esa comparación. Igual es un poco chistoso. No he podido conocerlo en persona, pero me gustaría. Es increíble todo lo que ha estado haciendo en tan poco tiempo por la Selección, y sin saber nada de español. Motiva mucho. Me gusta que me estén comparando con él. Es un deportista increíble.
Pero perfectamente podría ser al revés. A usted solo lo superan 111 jugadores en el mundo...
No sé como él lo vería. Igual, Inglaterra es muy competitivo, y parece que pronto va a jugar en la Premier League. Pero es linda la comparación.
¿Qué sueño le queda por cumplir?
Últimamente he estado tratando de no pensar tan a futuro. Todos estos momentos han sido tan rápidos que los estoy tratando de disfrutar al máximo y tomarlos en el instante, nomás. Como ahora, que nunca pensé que iba a estar en una final de ATP. Quiero ir trabajando para llegar a eso de nuevo. Después de Australia, mi meta era empezar a clasificar a los ATP, pasar alguna ronda... Y termino haciendo final. Ahora todo cambió, yo quiero ganar un título ATP. Quiero seguir con este nivel, seguir trabajando fuerte con mi equipo e ir tomándolo semana por semana.