Su nivel era una incógnita, pero superó las expectativas. Con muchas ganas, empuje y muestras de su gran talento. Alexis Sánchez, la estrella de la Roja, demostró ante Japón estar recuperado de su infección en el tobillo derecho. Aunque cuando dejó el campo lo hizo con hielo en la zona y el zapato en la mano.
El Niño Maravilla se mostró muy activo. Corrió sin complicaciones, al menos a simple vista, y fue un constante problema para la defensa nipona, que en reiteradas ocasiones se vio obligada a recurrir a las faltas para frenar su ímpetu.
Si no fue el que más infracciones recibió, pega en el palo. Pese a que no jugaba un partido oficial desde el 5 de mayo, el tocopillano se vio bien física y futbolísticamente.
Abierto por la zona izquierda del ataque, como suele hacerlo cuando juega por la Selección, generó peligro cuando tuvo la pelota. Un remate suyo que se fue apenas desviado fue el primer aviso de que el conjunto iba en serio y dejaba atrás meses de ensayos.
El disparo del atacante sacó aplausos de los chilenos que llegaron hasta el Morumbí, en la fría noche de Sao Paulo. Pero Alexis entraba en calor. Pedía el balón continuamente, hablaba con su compañero de banda Beausejour. Por los gestos que hacía con los brazos, parecía reclamarle, como si le dijera: "¡Pásamela a mí, no cambies de frente!".
En un par de ocasiones intentó paredes con Aránguiz y Pulgar. Sin embargo, ambos volantes estaban exigidos por la marca y no le devolvieron de buena forma el balón. El 7 no reclamó. Por el contrario, aplaudió a sus compañeros por el esfuerzo.
El premio a su gran despliegue llegó a los 82 minutos, cuando tras un centro de Aránguiz conectó de cabeza, como pocas veces, para el 3-0 parcial, justo cuando la Roja flaqueaba. Sánchez lo celebró con todo. Carrerón y salto con el brazo derecho empuñado. Luego, los abrazos de sus compañeros, especialmente, con Isla, uno de sus grandes amigos en el camarín y con quien comparte pieza en el hotel Vila Olimpia.
Para mejor, le dio una genial asistencia a Vargas para cerrar la goleada, inmediatamente después. Noche soñada.
Más allá de que debutó en el torneo con un gol, fue uno de los mejores valores de Chile en la nubosa noche paulista. Un aspecto muy positivo si se considera que hasta último momento hubo dudas en torno a su presencia. A tal punto, que el cuerpo técnico ya tenía en mente a Iván Morales y a Felipe Mora como posibles reemplazantes. Nada de eso se concretó, porque el propio jugador quería estar.
Una de las mayores pruebas de que el tobillo está mejor y que responde, fue el despliegue que realizó para defender. Alexis bajó en varias ocasiones a impedir las llegadas niponas. Y lo hizo con éxito.
¿La guinda de la torta? La enorme ovación que se llevó del Morumbí, cuando fue reemplazado a los 87'. Alexis respondió al cariño con aplausos. "Los primeros 45 me costaron mucho, sentí un ahogo. Después me fui sintiendo mejor", declaró luego. Y Vidal habló de él: "Este gol le va a venir bien; lo necesitaba".