Alexis Sánchez estaba respondiendo acerca de los desafíos del Olympique de Marsella, en especial los relacionados con hacerle frente al todopoderoso PSG de Lionel Messi y Neymar, cuando algo le hizo cambiar de frente, tal como cuando busca de un lado al otro de la cancha a un compañero mejor ubicado para cederle el balón. De la nada, y en uno de los momentos más felices del último tiempo, el Niño Maravilla disparó contra Chile, donde había miles de personas pendientes de su presentación y de sus primeras palabras como jugador del cuadro francés.

El dardo del tocopillano resultó tan venenoso como doloroso. “El recibimiento de ayer fue algo lindo. En todas partes me han recibido bien. Como dice el dicho, uno nunca es ídolo en su país. Me siento muy querido en el extranjero. Son cosas lindas que te llegan en el momento en que menos se espera. Eso hace dimensionarlo. De la liga, vi que el equipo es intenso. Presionamos alto. Me gusta el estilo, cómo presionamos. Ganar 4-1 es algo lindo”, dijo, en relación a la forma en la que lo esperaban los fanáticos del equipo más popular del país galo.

Naturalmente, sus palabras generaron inmediato revuelo. Y despertaron una intensa discusión, que no tardó en llegar a la vista y a los oídos del goleador histórico de la Selección.

La defensa

Minutos después, seguramente enterado de las consecuencias de sus palabras, o quizás notificado por sus mismos seguidores a través de las redes sociales en las que participa, Sánchez salió a explicar sus dichos. Y a intentar individualizar sus alcances, precisamente con la finalidad de no herir a quienes suelen brindarle el apoyo más desinteresado: los hinchas.

Según la explicación, el misil de Sánchez tenía un destinatario definido. “Lo dije por algunos periodistas que hablan, inventan y critican sin saber desde Chile”, plantea, antes de establecer una aclaración. “Ojo: no todos”, añade. Y luego pide cuidar a los elementos más jóvenes.

Los descargos de Alexis Sánchez en Instagram.

Sánchez establece de inmediato la separación. A los hinchas no los toca. “No lo digo por mi gente ni por los niños de mi país, que amo y que cada vez que voy a Chile me dan amor y alegría”, precisa.

Cada una de las reflexiones va acompañada de los habituales emoticones, que en estas circunstancias es obligatorio interpretar para darles contexto. En la primera frase, pide silencio e implora. En la segunda, intenta reforzar su amor por Chile y por el fútbol.

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