El año 2007 despuntaba con la compra de una joven promesa chilena por parte del Udinese de Italia. Alexis Sánchez, un joven delantero de Tocopilla perteneciente a Cobreloa, era adquirido por el cuadro italiano por más US $ 3 millones. Los pies rápidos y la enorme habilidad de aquel joven llamaron la atención de un club acostumbrado a contratar promesas de todo el mundo.
Pero su partida a Europa tendría que esperar hasta mediados del 2008. Luego de sus préstamos en Colo Colo y River Plate, el Niño Maravilla jugaría, por fin, en el Viejo Continente. La tierra en la que todo niño sudamericano quiere triunfar estaba ahora bajo los pies de Alexis. El centro del mundo vería ahora lo que solía inventar en los áridos suelos del norte de Chile, cuando entrenaba solo con la compañía de los autos que cuidaba después del colegio, para ayudar, aunque fuera con unas pocas monedas, a su familia.
El 14 de septiembre del 2008 hizo su debut en la máxima categoría del fútbol italiano. A los 58' ingresó por Antonio Di Natale para enfrentar, nada menos, que a la Juventus. Aquel partido, el Udinese cayó por la cuenta mínima, aunque marcó el inicio de una de las carreras más exitosas del fútbol chileno. Durante aquella primera temporada liguera, el ahora máximo goleador en la historia de la Selección disputó 32 partidos, siendo titular en 18 y entrando desde la banca en 14. Su cuota goleadora, sin embargo, estuvo al debe: solo tres goles en toda la liga.
Durante la temporada 2009-2010 seguiría desarrollando su talento. Volvió a jugar 32 partidos en el campeonato, siendo titular en 25 de ellos. Su capacidad goleadora todavía no aumentaba, y cerró la campaña con cinco anotaciones. Hasta ahí, no desarrollaba la faceta goleadora que posee en la actualidad, aunque sí conformó una buena dupla con Di Natale, situándose como mediapunta, por detrás de la posición del delantero centro.
Su desempeño comenzó a encantar incluso a leyendas del cuadro del Friuli. El propio Di Natale comentó años después, con el tocopillano ya en el Arsenal, que el atacante criollo "fue el mejor compañero que tuve en mi vida". "Quedé sorprendido por su exquisita técnica, él hizo las cosas con la pelota que eran más propios de un malabarista que un futbolista. Pero lo que realmente me impresionó fue el enfoque que tenía al trabajo todos los días", agregó el histórico de Udine.
En su última temporada llegó la consagración. La que llamaría la atención de Tito Vilanova y Pep Guardiola. La que lo llevaría a uno de los mejores equipos —en ese momento, el mejor— del mundo. 31 partidos, 27 de titular y 12 goles. Con el recuerdo imborrable de sus cuatro goles en la victoria 0-7 sobre el Palermo que dieron la vuelta al mundo.
En total,en Italia sumó, en todas las competencias, 112 partidos y 21 goles.
Su mediática llegada al Barcelona
No se sabía si era verdad. Los rumores llenaban páginas en todos los medios, que hacían eco de informaciones sin fuente que daban cuenta de algo que, a la larga, terminó concretándose. Un suceso tan grande como la llegada de Iván Zamorano al Real Madrid. Ahora Alexis se incorporaba al Barcelona, un gigante del fútbol mundial. Pedido especialmente por el cuerpo técnico de los culés, sería parte de uno de los planteles más poderosos del mundo.
Su debut fue soñado. Sin pretemporada, sin entrenamientos previos. Casi bajándose del avión se dispuso a enfrentar al archirival. Supercopa de España. 14 de agosto del 2011. Los azulgranas visitan al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. El marcador deja un 2-2 y la actitud del chileno impresiona a todos. Hasta a Guardiola, que valora el arrojo de Alexis para enfrentarse a los merengues sin ninguna preparación.
Así comenzó una historia de altos y bajos. En la que aprendió a jugar de nuevo al fútbol, como expresó él mismo más de alguna vez. En la temporada 2011-12, al menos en liga, convirtió 11 goles y participó en 25 partidos, siendo titular en 11 de ellos. En la Copa del Rey convirtió un solo gol, mientras que en la Champions, ninguno. En la siguiente decayó su nivel, en un curso que estuvo marcado por las lesiones. Marcó ocho goles en liga, aunque jugó más partidos (29). Aquella temporada, al fin, pudo marcar en copa, además de anotar su primer gol en la Liga de Campeones.
En la última, que antecedió al Mundial de Brasil 2014, brilló. Gerardo Martino le dio la libertad y confianza que bajo Pep y Tito no tuvo. Se atrevió a salir de la sombra de Messi y comenzó a mirar más al arco. Ese año, en el torneo local, convirtió 19 goles en 34 partidos. Su mayor registro goleador hasta ese momento. Pero Alexis no estaba contento y se notaba. La prensa alimentaba los rumores de diferencias entre él y Messi. De que el argentino no le pasaba la pelota, de que los jugadores lo evitaban en el campo de juego.
Arsene Wenger vio eso y supo aprovecharlo a su favor. Durante la gran actuación de Chile en Brasil, habló personalmente con el chileno. Se le acercó y le prometió ser la figura. Nadie estaría por sobre él. No lo pensó dos veces.
El estrellato y declive en el Arsenal
"Yo quería un nuevo proyecto, una nueva experiencia. Y con tantos jugadores de ataque en el Barça, fue una buena opción el irse". Esas fueron las razones que dio al mundo Alexis Sánchez para sumarse a los cañoneros. Dejó un legado que cuenta con una liga de Primera División, una Copa del Rey y dos Supercopa de España. Y, cómo no, un golazo de globito ante el Real Madrid en el Clásico más importante del fútbol mundial.
En el Arsenal empezó de nuevo. Volvió a encontrarse con ese estilo de juego aventurero, temerario, aunque en sus movimientos se evidenciaba la impronta del Barcelona. Los regates ya no abundaban, aunque los pases precisos y la visión amplia llenaban sus actuaciones. Alexis se apoderaó del ataque de los londinenses haciendo y deshaciendo. Y lo más importante: anotando goles. Los 36 millones de euros que pagaron en Arsenal por sus servicios parecían rendir. 16 goles en su primera temporada en la Premier League, enamorando a todos, tanto a la prensa como a los rivales. Por fin encontraba el reconocimiento y la trascendencia que siempre buscó.
El romance continuó en el Emirates Stadium, aunque los trofeos no llegaban tan a menudo como en España. Una Comunnity Shield y una FA Cup en el primer año se sumaron a la lista de trofeos del chileno. Pero era querido y amado. Eso, por el momento, bastaba.
El 2015-16 volvió a sufrir lesiones y sus conquistas disminuyeron, aunque la tercera etapa de su carrera en Arsenal sería la mejor... y la peor. 24 goles en 38 partidos de liga. Peleando hasta el final en la lista de máximos goleadores de Inglaterra. Una nueva FA Cup, en la que anotaría el primer gol ante el Manchester City de Pep Guardiola. ¿Qué podía ir mal? Humillaciones en Champions League, el sueño frustrado de Sánchez. Su objetivo desde niño, desde que llegó a Europa. Tras la terrible derrota sufrida ante el Bayern Múnich, el tocopillano se dio cuenta de que en Londres jamás la ganaría. La relación se cortó, los rumores volvieron y las polémicas se hicieron presentes.
Ahora Alexis toma rumbo hacia Manchester para sumarse como principal figura de un gigante del fútbol mundial. Sánchez es ahora un Diablo Rojo. Y quiere seguir escribiendo su historia.