Es difícil resumir en pocas líneas la carrera de Alfredo Asfura (80). El bagaje de su larga travesía por el fútbol registra 130 países, 38 giras de selección, 11 mundiales y más de 500 partidos organizados. Definir su rol exacto no es una tarea sencilla. Sus cargos como gerente técnico, manager, director federativo, funcionario FIFA y asesor internacional desempeñados desde 1961, bien podrían converger en la figura de una suerte de diplomático del balompié, aunque él prefiera llamarse, sencillamente, "un hombre de fútbol".
Un negociador incansable capaz de conseguir un partido en Riad ante Arabia Saudita a cambio de un reloj; de cerrar una gira en Japón gracias a su pericia en la mesa con los palillos; o de meter a la delegación completa de la Selección en una lancha para perseguir a su propio barco, que acaba de zarpar, sobre las aguas del Nilo. Un hombre capaz de sobrevivir al devastador terremoto de 1939 en su Chillán natal con un solo año y de dedicar después 56 a dar la vuelta al fútbol. Hasta la semana pasada, la fecha en que la ANFP decidió poner fin a su único y verdadero idilio.
De los motivos de su ruptura con el ente rector del fútbol, de su glorioso pasado, de su incierto futuro y de un balompié deshumanizado que no puede evitar sentir ajeno, se sienta a conversar Asfura con La Tercera en su departamento de Las Condes. Un día antes de su cumpleaños número 80 y a tan solo cuatro de pasar por el quirófano para ser intervenido de una hernia lumbar.
El último trabajo de su larga carrera en el fútbol fue el de asesor internacional de la ANFP. ¿Qué sucedió?
Así es. Lo fui hasta hace unos pocos días. Llegamos a un acuerdo para que me marginara de la Federación, por decirlo así, y le dedicara algún tiempo al Instituto (Inaf) para dictar charlas, cursos.
¿Ya no trabaja más para la Asociación?
No. Y es lógico por lo demás, porque actualmente las federaciones se están rigiendo por convenio con empresas, de enseñanza, de radio y televisión... Entonces lo que era propicio antes para el fútbol, los buenos contactos, ya no sirven, porque esa función la están haciendo las empresas.
¿Fue un cese de mutuo acuerdo, entonces? La información que yo manejo es que fue despedido.
Yo no diría así. Nunca me pusieron fecha. La fecha fue de común acuerdo.
Pero se hizo efectivo ahora, durante el mandato de Salah
Así es. Que es mi amigo Arturo. Él fue precisamente uno de los precursores de que yo hiciera esta carrera a través del Instituto, porque era mucho más útil. Él pensaba que con todas las vivencias y toda la experiencia podía ser de mayor utilidad ahí. Y yo lo entendí así y no quise forzar ni analizar si es lo que convenía o no convenía.
Usted trabajó con infinidad de presidentes. ¿Qué valoración hace de este ciclo de Salah en la ANFP?
Está cumpliendo una gran labor, aunque lo que le faltó fue hacer descansar las decisiones del fútbol sobre personas que tuvieran un mayor conocimiento, con las que pudiera alcanzar un entendimiento más directo. Le faltó haber destinado una persona con experiencia, independiente de su edad y de su pensamiento, a ese manejo.
¿Está mal rodeado Arturo?
No es que esté mal rodeado. Los que están alrededor de él son muchachos jóvenes con gran intención, gran deseo de colaborar, pero les falta el recorrido. Y quieren hacer en un año o dos lo que se hace en mucho tiempo.
¿Cuál es su opinión sobre el Caso Facturas?
Creo que se debió a un desconocimiento administrativo, más que nada, no creo que hubiera otra intención de querer eludir esos pagos.
¿Se ha infravalorado la función que venía desempeñando usted en la ANFP?
Siento que me desaproveché yo mismo, me desaprovecharon en algunas materias de consulta que por experiencia y situaciones similares a las que se vivieron en el pasado pude quizás haber aportado.
¿Se habrían evitado problemas de haberle escuchado a usted?
Yo creo que sí. Si hubieran consultado, no exclusivamente a mí. Lo que se requería de mi persona era muy distinto a lo que podía realizar. Trabajé con muchos presidentes y aprendí mucho sobre el manejo con los técnicos y jugadores. A los jugadores hay que respetarlos, pero no se les puede tener miedo.
¿El mejor presidente de la ANFP que ha tenido Chile?
Chile ha tenido grandes dirigentes. Ha tenido a un Abel Alonso, que tenía un estilo muy personalista, con mucha autoridad y mucha decisión. Tenemos a Abumohor, presidente por muchos años. Y también dirigentes como Juan Goñi, un tipo de gran personalidad del que aprendí mucho.
¿Y el peor?
No hay peor acá. Hay quienes equivocan el camino de ser dirigente. Y más de uno confundió el camino.
¿Jadue es uno de ellos?
Hay que meterlo en otro cubo. Hay que tratar de evitar hablar de él cuando se quiere hablar de fútbol.
¿Quiénes confundieron el camino, entonces?
Ya le dije que varios.
Es usted políticamente correcto siempre
No lo sé. Pero hubo malos dirigentes, unos más que otros. Y hubo buenos dirigentes, unos más que otros.
¿Y Salah está en el lado de los buenos o en el de los malos?
Por su forma de ser, un tipo muy amigable, muy apegado a la cortesía, al conocimiento, Arturo podría haber seguido con la carrera de entrenador. Yo creo que Salah sería mejor técnico que dirigente. Porque hay posibilidades de que uno se equivoque cuando escucha mucho y cuando escucha poco. Y creo que actualmente se escucha mucho. Cuando se dan muchas vueltas con un tema y se recurre a muchas personas se llega a veces a caminos equivocados.
En sus 56 años en el fútbol fue jugador, árbitro, gerente, director, funcionario, asesor. ¿Qué no fue?
Tuve la oportunidad de haber sido presidente, pero cuando pude serlo, en la época del 70, se requería mucho dinero. Tenía prestigio, el fútbol no estaba amarrado a empresas y valía el manejo personal de uno, los contactos.
¿Se arrepiente de no haber sido presidente?
Sí, sí que me arrepiento. Haber tenido la posibilidad como presidente de lograr lo que no logré siendo manager, siendo director, es decir, haber puesto en carpeta como hice con Orlando Aravena siendo técnico y previo al Maracaná, un reglamento de Selección. Yo ese texto lo escribí, pero el técnico lo rompió delante mío. Y eso derivó en el Maracanazo.
¿Fue ése el peor momento que vivió en el fútbol?
Diría que fue el más triste. Ahí sí que hubiera valido que fuese presidente porque habría ordenado que la Selección volviera a la cancha. Fue la gran culpa de los dirigentes y del dirigente, Stoppel, que un hombre muy capaz. Pero le faltó decir: 'El partido se continúa y se vuelve a la cancha'.
¿Y el momento más feliz?
El partido de Chile con Inglaterra en Inglaterra con el gol de Salas (1998). Y cuando Chile le empata a Unión Soviética 0-0 en Rusia (1973) antes del partido fantasma.
¿No le representa el fútbol de ahora?
No, no me llega. Me falta esa tertulia con Puskas, de amanecida. Y con tantos otros jugadores, como Pelé, Di Stéfano, gran amigo. No olvido lo atento y cariñoso que era.
Compartió con jeques, príncipes, presidentes. Es más diplomático que dirigente...
Es una mezcla. Pero si alguien dice 'éste tiene un estilo parecido al de Asfura', yo digo: 'No hay estilo Asfura'.
¿Cómo se presenta usted?
Como un hombre de fútbol. No podría reflejar en la tarjeta cuál es mi rol. ¿Qué fui yo hasta un par de días atrás?
¿Qué fue?
Asesor internacional. Yo hice esa función, pero quizás no reflejaba exactamente lo que pretendía hacer. No tuve la oportunidad, lamentablemente. No me dejaron.Eran buenos muchachos los del actual directorio. Y quizás fue un error mío. Podía haberles dicho yo: 'Bueno, muchachos, ésta es mi opinión sobre este tema'. Pero no lo hacía por respeto a Salah. Yo decía: 'Tal vez esté pasando por encima de Salah si lo hago'.
¿Hay tristeza?
Naturalmente que la tengo.
Pero prefiere responsabilizarse de lo sucedido.
Sí .
Metieron sus cosas en cajas y se las enviaron a la casa.
No, no fue así. Yo les dije que entendía que quizás necesitaban la oficina, pero que yo tenía que elegir qué cosas quedarme y qué cosas regalar. Sí que me sorprendió que se precipitaran un poco en hacer lo que quería hacer yo. Y no meterlo todo en una caja, las copas, los diplomas, las credenciales, que el único que sabe el valor de eso soy yo.
¿Le dolió que no le dejaran recoger sus cosas?
Están allí. Yo llamé a Arturo, pero creo que alguien se precipitó a informar que iban a desocupar mi oficina. Me dio mucha tristeza. Cuando supe eso pensé: '¿pero cómo cometen un error de esa naturaleza?' Y me puse en la piel de otra persona a la que le hubiera sucedido eso, y no sé si realmente es merecedora de eso. Se siente uno ofendido. Mi intención era regalar la mayor parte...Tiene que ser triste para una persona, y me estoy colocando ahora en la doble función, en la de entrevistado y entrevistador, entrevistar a una persona que haya sido casi 60 años parte de un sistema y que ahora…Ha habido muchas cosas que como presidente yo habría evitado. Me faltó ser presidente.
No es un final digno para una carrera de casi 60 años.
Así es. Pero hablé con el director del Inaf y, en cuanto me recupere, voy a ir a ver si le damos forma a eso de las charlas. Yo quiero que todo esto no sea un hecho triste, sino un hecho grato. No quiero decir aún: 'Del fútbol nunca más'.
Esto no es una despedida, entonces.
No, no, no. No quiero que sea una despedida. Estar conversando este tema es para mí muy amargo, pero yo quiero darle una connotación distinta. Y creo que podré continuar en el Instituto contando anécdotas.