A los 68 años, y tras 22 dirigiéndolo, Arsene Wenger anunció que al término de la temporada dejará de ser el entrenador del Arsenal. Una noticia que sorprendió al medio futbolístico inglés, porque le quedaba otro año de contrato y, a pesar de las críticas de parte de la hinchada y la prensa, todo hacía pensar que cumpliría con su vínculo.
Pero los ciclos se acaban. Y el de Wenger, más allá de los contratos, parecía agotado hace un par de temporadas. Su continuidad era discutida en un club grande y popular como el Arsenal, que en los últimos años se acostumbró a ver cómo sus principales competidores (City, Chelsea, United, Liverpool y Tottenham) le sacaban ventaja.
El palmarés de Wenger en Londres muestra tres títulos de Premier y siete de FA Cup. Poco para la historia del club si se mide con la vara meramente estadística. Sin embargo, las reacciones de respeto y admiración que ha generado su adiós trascienden a las críticas de los últimos años y reflejan el impacto que provocó Wenger en el fútbol inglés.
Cuando llegó al Arsenal, lo revolucionó con un nuevo estilo de juego y una inédita metodología de entrenamiento físico centrada en la pelota. Con el francés, los Gunners dejaron atrás el tradicional fútbol tosco y directo de la Premier para buscar el dominio del balón como base de la elaboración ofensiva. Wenger le imprimió al juego su propio sello, marcando una época y cambiando los paradigmas de los inventores del fútbol.
Reconocido internacionalmente como un gran captador de jóvenes promesas, por décadas se las arregló para competir con más ingenio que dinero en el mercado. Su lista de talentos es amplia e incluye a Cesc, Anelka, Pires, Vieira, Overmars, Henry o Kanú. En estos 22 años, hizo debutar a 80 futbolistas de la cantera, un dato que refleja una de sus principales preocupaciones como técnico: la integración de valores jóvenes a la plantilla profesional.
Se acaba la era de Arsene Wenger. Un caballero del fútbol que dice adiós al club que dirigió por más de dos décadas. Un entrenador que pasará a la historia de la Premier más allá de las críticas y los fríos números.