La espera pareció eterna. Fueron 36 años de frustraciones antes de volver al primer escenario del fútbol mundial. En su retorno a la Copa del Mundo, Perú midió fuerzas ante el voluntarioso equipo de Dinamarca, que se plantó con un esquema equilibrado, cediendo incluso la iniciativa desde el inicio.

El arranque del encuentro fue todo para los peruanos. Velocidad, presión y dinamismo. Los del Rímac fueron protagonistas en el comienzo del compromiso. Empujados por su numerosa afición y movidos por la motivación del momento y la emoción que se plasmó desde la entonación del himno nacional, los de Ricardo Gareca acorralaron a los europeos con ímpetu, haciéndolos pasar muchas zozobras en los primeros instantes del juego.

La velocidad de Carrillo y Flores por las bandas complicó sobremanera al conjunto danés, que se vio forzado a retroceder muchos metros. Yotún controló la zona media y administró con criterio el juego de los suyos, sin embargo, sobre el final del primer lapso evidenció una merma física importante, lo que le restó equilibrio al planteamiento del representativo sudamericano. Dinamarca, en tanto, recuperó el protagonismo con la mayor participación de Pione Sisto, uno de sus elementos de mayor desequilibrio.

El del Celta de Vigo, de inicio tibio, salió de la banda izquierda y se sumó a las labores de creación por el centro, ayudando así a Delaney en el control del balón y disimulando el mal partido de Eriksen, la figura del Tottenham inglés, que no apareció por Saransk.

Pese al repunte danés, Perú tuvo ocasiones. Sobre el final del primer tiempo, de hecho, Cueva sucumbió a la presión y malogró un penal que había sido sancionado correctamente mediante la utilización del VAR.

En la segunda parte, el ritmo no fue el mismo, pero el encuentro se disputó a trámite más parejo. Con espacios, ambos equipos contaron con ocasiones, agregándole emoción al espectáculo. Poulsen abrió la cuenta, aprovechando una serie de descoordinaciones en el retroceso peruano, que a ratos perdió el orden en su afán de buscar el triunfo. Lasse Schöne, que entró por el lesionado Kvist, le dio más control sobre el mediocampo a los dirigidos por Age Hareide.

El ingreso de Paolo Guerrero le dio una inyección cualitativa importante a la escuadra peruana. Y también anímica, por todo lo que representa el delantero para su combinado nacional. Con él como referente de área, Perú lo buscó constantemente. El de Flamengo respondió a las expectativas y abrió espacios, sin embargo, su propia impericia y la de sus compañeros de ataque los llevó a malograr al menos cuatro ocasiones para empatar. Dos de ellas inmejorables, a pocos metros del arco danés.

No tuvo suerte Perú, aunque sí hizo méritos. Dinamarca aguó su retorno a la Copa del Mundo y le complicó la existencia en el certamen, con Francia y Australia en el horizonte. Los daneses hicieron la tarea y llenaron de dudas a un elenco peruano que tendrá que sacudirse rápido las lágrimas que mostraron tras el pitazo final y enfocarse en el equipo galo, su escollo del próximo jueves, en la segunda jornada del grupo C.