Andy Murray (125) no pudo en la final de Biella ante el ucraniano Illya Marchenko (212) y cayó por 6-4 y 6-2. Con esto el escocés pone fin a una semana de buen tenis, donde logró por fin debutar en la temporada 2021, ya que no jugaba un partido oficial desde octubre. Intentó estar en el Abierto de Australia pero los protocolos sanitarios no le permitían ingresar al país oceánico. El ex número uno del mundo tuvo Covid a mediados de enero.
El encuentro mostró a un Murray motivado y sin molestias, pero incapaz de hacer daño al juego del ucraniano. La falta de ritmo pudo ser determinante. Un quiebre en el segundo set, estiró la ventaja de Marchenko, quien desperdició dos puntos de partido cuando iba 5-3 en el segundo. Aún así no aflojó en el siguiente juego y se llevó el torneo con su servicio.
Pero pese a perder la final, las sensaciones son positivas para Murray. Alcanzó un partido decisivo después de un más de un año sin finales a su haber y además logró competir durante toda una semana, algo que tras sus constantes recaídas de su lesión en la cadera, nunca se puede dar por sentado. Su última final había sido en Amberres, en octubre de 2019, cuando le ganó a Wawrinka. De ahí en más solo consiguió disputar cinco torneos en el circuito.
Murray se vio obligado a bajarse del primer Grand Slam del año y probar suerte en el Challenger italiano, tras la negativa del gobierno australiano a que el británico viajará tras superar el Covid. Pese a perderse el torneo donde llegó a la final en cinco ocasiones, su campaña en Italia le permitirá avanzar hasta el puesto 115 del ranking mundial. Ahora espera una invitación para el Master 1000 de Miami.