U. de Chile: F. De Paul; M. Rodríguez, L. Aveldaño, R. Echeverría, J. Beausejour; S. Ubilla, C. Moya, G. Espinoza; N. Oroz; A. Henríquez (81', M. Riquelme), L. Benegas (66', L. Fernández). DT: H. Caputto.

U. Católica: M. Dituro; S. Magnasco, G. Lanaro, V. Huerta, A. Parot; F. Silva; J. P. Fuenzalida, C. Pinares (86', D. Buonanotte), L. Aued, E. Puch (65', S. Sáez); D. Valencia (58', C. Fuentes). DT: G. Quinteros.

Goles: 0-1, 30', Lanaro cabecea sin marca un balón detenido de Fuenzalida; 1-1, 68', Henríquez anticipa con la cabeza y descoloca a Dituro.

Árbitro: Julio Bascuñán. Amonestó a Espinoza, Rodríguez, Aveldaño (U); F. Silva (UC)

Estadio Nacional. Asistieron 40 mil personas, aprox.

En cursivas, jugadores juveniles.

Puntos repartidos en el Estadio Nacional, con gusto a poco para la Universidad de Chile y para Universidad Católica, la versión 189 del clásico universitario. El líder se vio dominado, muchas veces sobrepasado por un archirrival que solo aspira a escaparse de los puestos de peligro por el descenso. Y en ese tira y afloje, el empate 1-1 finalmente fue injusto para los dueños de casa.

Nada es fácil para la U. Todo es sufrimiento, todo duele. Da lo mismo si en la cancha se ve la mejor presentación del año. Da lo mismo si Matías Dituro es el único factor para que la UC no vaya perdiendo en el Nacional. Da lo mismo todo. La nube negra, esa magia negra que se ensaña con algunos equipos, vale más.

Los cruzados se fueron al descanso con la ventaja, gracias al gol de Lanaro (30'). Un tanto de pizarra, de entrenador. Balón detenido, pantallas y una defensa azul totalmente sorprendida . Sobre la base de su consistencia, la jerarquía de un cuadro que tiene todo para ser campeón y que con justicia tiene dos dígitos de ventaja sobre su más cercano perseguidor, Católica pasó adelante en el clásico.

Un duelo táctico en Ñuñoa. Dos líneas de cuatro en la U, contra un mediocampo que juega de memoria. El 4-1-4-1 cruzado, sin embargo, sufrió la ausencia de Luciano Aued, el motor cruzado. Salvo algún remate de distancia y uno que otro centro, el Luli no trascendió. Mucho trote, poca acción.

Muy distinto a lo que, en pocos minutos, demostró el Leo Fernández. El uruguayo entró cuando la U necesita un cambio de cara y con su zurda preciso y personalidad, lo logró. Pero el charrúa no podía ser el héroe del chuncho. Ese premio lo merecía con creces Ángelo Henríquez. El delantero que pasó semanas postergado, que apareció en un partido caliente y fue el mejor de la cancha. Anotó el 1-1 (68') como guinda de un juego lleno de movilidad, presencia en el área y criterio para hacer jugar a los compañeros. La U encontró a su cuarto refuerzo del segundo semestre. Jugando así, no debe salir más del equipo.

¿Mereció ganar la U? Sí. Porque Ubilla se comió un gol imperdonable (pase de Fernández) y porque en los descuentos Oroz estrelló un cabezazo en el travesaño. Pero ya está escrito. Este 2019 nada es sencillo para el Romántico Viajero. Nada. Sumó un punto, le quitó dos al líder. Y así sigue sufriendo en el fondo de la tabla, con la esperanza, sin embargo, de que detrás esa oscura temporada hay talento para salir del hoyo.