Este martes, la Selección se midió frente a Paraguay. La Roja aprovechó la fecha que le ofrecía el calendario internacional para que Ricardo Gareca probara por última vez en un duelo oficial la fórmula que pretende desplegar en la Copa América. El Tigre, eso sí, debió realizar modificaciones por ausencias notables, pero igualmente el encuentro ante los guaraníes le sirvió para cumplir un trámite simbólico y atractivo: presentarse formalmente ante los aficionados chilenos en el retorno del Equipo de Todos al Estadio Nacional.

El choque ante la Albirroja no solo fue útil para el seleccionador. La ANFP también rindió un examen. Y no de menor importancia: quienes tomaron la prueba fueron nada menos que los oficiales de la FIFA que llegaron al país para verificar los avances relativos a la organización del Mundial Sub 20 que Chile recibirá en 2025, un evento que tiene estándares definidos y exigentes, considerando que se trata de la instancia en la que se reúnen las principales promesas del fútbol a nivel planetario en el mediano plazo.

En la mira

La visita no es la primera desde que se produjo la adjudicación del evento, en una suerte de compensación por el desaire que sufrió el país en la salomónica salida que dispuso la entidad que preside Gianni Infantino para la organización del Mundial de 2030, que incluirá una fase simbólica en Uruguay, Argentina y Paraguay, antes de trasladarse a sus anfitriones oficiales: España, Portugal y Marruecos. En abril, de hecho, Christian Schmölzer, director de torneos masculinos, y Roberto Grassi, encargado de torneos juveniles de la FIFA, visitaron varias ciudades, con la finalidad de conocer sus estadios. También revisaron la infraestructura hotelera y la conectividad, dos aspectos que la entidad afincada en Zúrich considera cruciales. En el primero, la revisión abarcó recintos desde la categoría cuatro estrellas. El último concepto, ahora, no solo considera el desplazamiento entre las distintas localidades, sino también la variable tecnológica, considerando las exigencias que demandan las transmisiones. Esa vez, las conurbaciones Coquimbo-La Serena, Valparaíso-Viña del Mar y Concepción-Talcahuano fueron parte del recorrido, que también comprendió Talca y, naturalmente, Santiago. Ahí ya había una señal concreta respecto de la elección final. Rancagua se sumó entre las opciones. En esa materia hay una disputa: mientras la FIFA prefiere concentrar el Mundial en cuatro ciudades, en la ANFP aspiran a extenderlo a cinco.

Lo concreto es que tanto en Zúrich como en Quilín aspiraban a que el choque entre Chile y Paraguay fuera una suerte de prueba respecto de una capacidad organizativa de la que el país ha dado sobradas muestras desde 1962, cuando acogió el Mundial adulto. De ahí en más, ha recibido prácticamente todos los eventos que considera el calendario futbolístico. En el Estadio Nacional, de hecho, estuvieron presentes los funcionarios de la entidad rectora del fútbol internacional que durante los últimos días han recorrido las ciudades que aspiran a albergar el evento juvenil, con la finalidad de chequear si cumplen los respectivos requisitos. En ese plano, al menos preliminarmente, Chile pasó con holgura las primeras pruebas.

La foto oficial de la visita anterior de la FIFA a Chile con motivo del Mundial Sub 20 (Foto: Comunicaciones ANFP)

Schmölzer es uno de los que volvió Todos vieron el partido entre la Roja y los guaraníes ubicados en el palco de las autoridades del fútbol nacional. Si bien en la planificación original no estaba establecido que la visita coincidiría con el encuentro deportivo, quienes conocen el funcionamiento de la FIFA celebran la coincidencia. “Es un procedimiento habitual. Ellos no programan la visita en función de un evento. Sí es una buena oportunidad. Ver el estadio en operación siempre es bueno”, explica un conocedor de la entidad que preside Infantino a El Deportivo.

Libreta en mano

Los funcionarios de la FIFA no solo disfrutaron de la siempre áspera disputa futbolística entre las escuadras que ahora dirigen Gareca y Daniel Garnero ni de la hospitalidad que les brindó la organización que rige al balompié nacional. Libreta en mano o con la memoria como aliada, también observaron cada detalle vinculado a aspectos esenciales, como la organización del espectáculo y las condiciones en que estaba el principal recinto deportivo del país, acondicionado por última vez con motivo de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos del año pasado. De hecho, la decena de funcionarios se repartió por distintos sectores del recinto y no fue identificable, considerando que no utilizaba algún uniforme que la distinguiera del resto de los concurrentes al duelo.

Hubo varios aspectos que ocuparon a los emisarios. El principal fue el estado del campo de juego, considerando que la exigencia inicial de la FIFA para los mundiales es que las canchas luzcan en perfecto estado, aunque en la práctica, al menos en los de las categorías menores, no siempre es así. Aunque aún no hay una fecha confirmada para la realización del evento, las experiencias anteriores generan una alerta razonable en ese sentido: en Polonia, en 2019, y en Argentina, en 2023 se jugó entre mayo y junio. El de Turquía, en 2013, se disputó entre junio y julio. En todos los casos, se trata de los meses de mayor riesgo de precipitaciones intensas en este lado del mundo. Para el duelo de esta noche, entre Chile y Paraguay, al menos, no está previsto que llueva, aunque habrá chubascos hasta las 14 horas.

El resto del check list no debía representar mayores inconvenientes. De hecho, en la línea de las exigencias de los eventos internacionales de alto nivel, en el Estadio Nacional se fueron retirando las rejas que separan las tribunas de la pista atlética, que constituye la antesala del campo de juego. Si bien, como pasa incluso en las competiciones de más alta alcurnia, como la Champions League, siempre existe el riesgo de alguna invasión por parte de algún ‘espontáneo’, la generalidad es que los filtros han funcionado bien, salvo en el partido entre Huachipato y Colo Colo, por la Supercopa, donde pudo verse a decenas de barristas albos merodeando el campo de juego. Al final, ese duelo se tuvo que suspender por los graves incidentes protagonizados por los fanáticos albos.

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