Arley Méndez, actual campeón mundial en pesas, pudo haberlo tenido un poco más difícil el domingo, en Anaheim. En California, el chileno ridiculizó al iraní Kianoush Rostami, actual campeón olímpico y récord mundial en envión (220 kilogramos), que nervioso por los altos pesos que inscribió Méndez, falló en su mejor movimiento.
Pudo haberlo tenido más complicado porque, además, en la competencia faltaron los otros dos exponentes que en Río acompañaron a Rostami en el podio: el chino Tian Tao (récord olímpico en envión, con 217 kg.) y el kazajo Denis Ulanov, plata y bronce, respectivamente. Ambos son parte de las nueve naciones que en agosto fueron excluidas de cualquier competencia de forma unánime por la Federación Internacional de Levantamiento de Pesas (IWF).
La decisión se tomó porque esos equipos presentaron tres o más casos de dopaje en los reanálisis de 2008 y 2012. La lista la completaron Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Moldavia, Rusia, Turquía y Ucrania. Todas, naciones de nutrida tradición en las pesas, liderando los medalleros históricos, desde la época de la URSS.
Es inevitable no asociar las pesas y el dopaje. A lo largo de su historia, la halterofilia ha presentado cientos de casos, siendo una de las tres disciplinas -junto al ciclismo y el atletismo- que constantemente están en la mira de la AMA. Las cifras no mienten: 162 deportistas de nivel mundial han sido sancionados.
Bien lo sabe la española Lydia Valentin, que en 2012 terminó cuarta en la categoría hasta 75 kilos. Tras los reanálisis de las muestras, las tres ganadoras -la kazaja Svetlana Podobedova, la rusa Zabolotnaya y la bielorrusa Iryna Kulesha- dieron positivo. Fue un podio de mentira.
El panorama cambia año a año y ahora más que nunca, pues la IWF busca evitar una sanción completa a su deporte por parte del COI. Este Mundial fue una curiosidad.