Antonio Cabrera (41 años) volvió a ser noticia esta semana. Un dopaje por GHRP-2, un péptido liberador de la hormona del crecimiento, sentenció las aspiraciones del ciclista, quien esperaba cerrar su carrera en los Juegos Panamericanos Santiago 2023. A lo largo de esta charla con La Tercera, el deportista habla de esta situación, la segunda en más de dos décadas de trayectoria, y también de lo sucedido con su expareja Stephanie Subercaseux, quien se quitó la vida en enero pasado y que lo había denunciado en 2020 por violencia de género.

¿Cómo tomó este positivo por dopaje?

La sustancia la consumí. Opté por lo más fácil. Estoy reconociendo mi error. Me pone triste que gente que me quiere, mi familia, haya estado confiando en mí y, haber cometido este error, los daña... El daño que le estoy haciendo a la gente que me quiere y a la gente que cree en mí es lo que me tiene hoy en día triste...

¿Cómo llegó esta sustancia al cuerpo?

Todo este proceso que he vivido desde que saqué el oro en Lima ha sido una pesadilla. Se me acabaron los auspicios, empecé con crisis de pánico, intenté varias veces colgarme; traté de matarme... La cabeza no la tengo al ciento por ciento. Empecé con lesiones que no tenía. Imagínate que me dio hasta algo en los ojos en Medellín. Todo esto pasa por lo que se me ha hecho en estos últimos cuatro años. No tengo nada, cero apoyo. He pedido ayuda psicológica a través de correos a las entidades deportivas, pero nunca me la dieron. Al final, no tenía plata, me habían quitado las competencias, no tenía los procesos para llegar bien a Santiago 2023. Y al no tener todo eso, no daba más, consumí la sustancia y opté por lo más fácil: internet y ver cómo quitar mis dolores. Y ese fue el error que cometí.

Una eventual sanción significaría el fin de su carrera. ¿Tiene alguna esperanza de que no sea tan drástica?

No. Mi carrera terminó. Son 23 años de alto rendimiento. Obviamente, no quería terminar así, pero las circunstancias desde que saqué el oro en Lima han sido complicadas. El alto rendimiento me saturó; el cómo se vive el deporte en Chile; las mentiras que se dicen en el deporte; el que te estén engrupiendo con tus preparaciones… Al final, todo eso hace que ya no me guste el alto rendimiento. Y no me gustaba tampoco la bicicleta. Lo estaba haciendo porque recibía recursos.

¿Qué tal han sido estos primeros seis meses del año para usted?

Estos seis meses han sido como los cuatro años en el mismo día. Desde que comenzaron las funas por las redes sociales hasta el día hoy, no han parado. He tenido que ir a competencias durante estos cuatro años y me hacían cagar: correos a los organizadores, funas… Crisis de pánico, ganas de matarme... No he tenido ayuda psicológica ni psiquiátrica. ¿Y por qué no la he tenido? Porque ya no tengo plata. Y la ayuda que le pedí al Comité y al IND no me la dieron, nunca me respondieron los correos.

Varias son las personas que dicen que usted siempre se victimiza. ¿Qué les puede responder?

Siempre digo la verdad. Ahora mismo podría decir que no la consumí, pero estoy reconociendo mi error. Nunca he dicho una mentira, siempre he ido de frente. De hecho, cuando se iniciaron las acusaciones, mucha gente decía que tenía poder, santos en la corte... Y no, yo contraté un abogado y vio mi tema. No soy una persona poderosa, soy de pueblo, vengo desde abajo; soy Antonio Cabrera y nunca he tenido beneficios de nada. Me fui por lo legal. ¿Victimizarme? ¿De qué? Yo hice todo como corresponde, por las leyes. Me llegó una acusación, mandé a que se investigara a través de un abogado y se llegó al tema de que no tenía culpa de nada.

También se habló de presiones para no seguir con las demandas de violencia de género que interpuso su expareja. ¿Cómo tomó esa versión? ¿Fue así?

No lo tomé yo. Entre abogados se vio el tema. Mi consciencia está tranquila, yo nunca presioné a nada ni a nadie. Yo hace cuatro años me fui a San Fernando y pasé la pandemia allá, conocí a mi actual pareja, y pasé todo este drama con ella.

¿Qué sentimiento le causó el suicidio de su expareja?

Pena, tristeza. Es lamentable lo que sucedió. Yo hace cuatro años que no estaba con ella. Obviamente, me dio pena, pero prefiero no hablar más por respeto a ella y a su familia.

Antonio Cabrera nuevamente en el foco de los cuestionamientos.

Volviendo a su anterior dopaje en 2013. ¿Cómo ocurrió?

Mira, lo que hice yo fue salvar al equipo en el cual estaba, que era Clos de Pirque, porque si yo le echaba la culpa a la persona que trajo todo esto, el equipo se acababa.

¿A qué persona se refiere?

Ese equipo era manejado por Gonzalo Garrido. Él ponía los recursos. Me contrató cuando tenía 18 años y estuve bajo sus órdenes hasta los 30 o 31 años. Fui gregario y brazo derecho de él. En todos los equipos que estaba, él me colocaba. ¿Qué pasó? Esa sustancia la compró él en Estados Unidos, el ostarine. Y la estaba consumiendo él, yo y otro compañero de Costa Rica, que también marcó. La presión era que teníamos que consumirla porque él nos pagaba. Y uno, sin tener trabajo ni generar las lucas, qué iba a decir… Venía de la escuela de él hace 10 años, aprendiendo todas las mañas, porque al final me enseñó todas las mañas. Este huevón me enseñó el ciclismo cochino... Él te presionaba con que había que subir el rendimiento, que había que andar en 60 hematocritos…

¿No le preocupa que Gonzalo Garrido tome acciones legales por lo que usted está señalando en esta entrevista?

No, que las tome.

Algo más iba a decir...

¿Por qué estoy hablando y por qué me siento un poco más aliviado? Porque esta persona me ha hecho mucho daño desde que marqué ese positivo por ostarine. Ahí rompimos relaciones. Él me decía que si yo me echaba la culpa y no culpaba a todo el proceso que se estaba haciendo con él, me iba a seguir pagando y no pasó nada de eso. Me eché la culpa y cagué nomás. Después no seguí en el equipo, ahí rompí relaciones con el Chalo. Él me ha hueveado hasta el día de hoy, no solamente a mí. Yo estuve ocho años en el ciclismo femenino y en esos ocho años me hizo la vida imposible.

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