Ayer, Tomás González estaba desolado. Se sentía pasado a llevar por las autoridades de la Federación Internacional de Gimnasia, luego de que un grupo de gimnastas europeos pidiera una nueva oportunidad tras reclamar por las condiciones del suelo. Esto permitió que uno de ellos mejorara su marca y dejara fuera al chileno de la final del Mundial de Montreal.

Pero el chileno no se quedó ahí y, en su condición de presidente de la federación, apeló a la resolución y consiguió que se abriera un cupo adicional para la final del sábado.

“Finalmente la Federación Internacional de Gimnasia aceptó nuestro reclamo y competiré como noveno gimnasta el la final mundial de suelo!!!”, publicó en su cuenta de Instagram, donde también agradeció la voluntad del organismo para considerar su situación. “Agradecemos a la FIG por tomar en cuenta nuestro caso”, comentó.