La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) aplazó este viernes el clásico de la liga española entre el Barcelona y Real Madrid, que debía celebrarse la próxima semana en el Camp Nou, para evitar que coincida con una protesta separatista en la capital de Cataluña.
Los clubes tendrán plazo hasta el lunes para acordar otra fecha, explicó el Comité de Competición de la federación. Si no llegan a un acuerdo, será la entidad quien decida.
La Liga quiere que el juego se traslade de Barcelona a Madrid por motivos de seguridad, y que el partido de vuelta se dispute automáticamente en el Camp Nou en lugar de en el estadio Santiago Bernabéu. Pero el comité federativo rechazó la idea alegando que invertir el orden de las jornadas contraviene la normativa.
Tras consultarlo con funcionarios gubernamentales, la Federación dijo el jueves que no era seguro que el clásico se disputase en el mismo día de la marcha.
Con el correr de las horas Barcelona y Real Madrid lograron establecer el 18 de diciembre como fecha común para proponer a la RFEF, quien tendrá que evaluar la propuesta para ver si la aprueba o rechaza.
La Liga gestiona las dos principales divisiones del país, mientras que la Federación controla la normativa y los partidos profesionales y aficionados.
La región nororiental ha sido escenario de violentas protestas en los últimos días, con la policía chocando con manifestantes contrarios a un fallo del Tribunal Supremo que decretó penas de prisión para nueve líderes separatistas. Grupos en favor de la independencia llamaron a sus partidarios a congregarse en Barcelona el sábado 26 de octubre, el mismo día en que debía el juego.
El despliegue de las banderas independentistas catalanas es algo habitual en los partidos en los que el Barcelona ejerce de anfitrión.
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