Arabia Saudita se adueña del fútbol mundial. Ya no solo reclutando a varias de las principales figuras de la actualidad, como Cristiano Ronaldo, Neymar y Karim Benzema, para potenciar una liga que llevaba mucho tiempo en un plano secundario. Ahora lo hace más directa y concretamente: un gigante petrolero de ese país se convierte en el principal patrocinador del entre rector del deporte con más seguidores en el mundo. Lo hace, naturalmente, a cuenta de un jugoso cheque.
Según publica el diario inglés The Times, la firma Aramco acordó con la entidad que preside Gianni Infantino un acuerdo de auspicio que regirá hasta 2034. La cifra lo convierte en el pacto comercial más importante de la organización: implica el pago de 100 millones de euros por cada año de relación.
Una empresa aliada con el deporte
La FIFA no es la única entidad deportiva con la que Aramco ha establecido relación. La firma está presente en otras importantes disciplinas, como la Fórmula 1, la Premier League, el golf femenino y el cricket. Toda esa participación, naturalmente, se traduce en millonarios aportes.
Involucrarse en este tipo de negocios, al margen de lo cuantiosos que parecen los montos, no representa un mayor gasto para una empresa que, según sus últimos estados financieros, ganó más de 160 mil millones de dólares en el último año producto, principalmente, de la explotación del recurso natural.
La FIFA suele establecer acuerdos comerciales con grandes empresas de los países a los que les adjudica el Mundial. Así, por ejemplo, se vinculo en su momento a la gasífera y petrolera rusa Gazprom antes del Mundial de 2018, que se jugó en ese país. Para 2022, su principal aliado fue Qatar Airways, una de las empresas insignias del último anfitrión del máximo evento futbolístico del planeta.
Arabia Saudita fue anunciada por el propio Infantino como el organizador del Mundial de 2034. La elección se determinó, al margen de las amplias posibilidades económicas del país asiático, por la renuncia de Australia a la candidatura que había levantado con el mismo fin.
La designación ha reabierto discusiones similares a las que se produjeron en la antesala del Mundial de Qatar, que consagró a Argentina, respecto de las restricciones a las libertades individuales que rigen en el estado árabe.