Nicolas Gamboa no tuvo un debut de los soñados. Los penales sancionados son apreciaciones. Pero suspender un partido al minuto 27 y después de casi media hora volver al terreno de juego es un pecado grave. Habla de un árbitro que se deja manipular tras decisiones ya tomadas.
Independiente de que los jugadores quieran seguir jugando o no, el árbitro debe mantenerse firme en su determinación. ¿Por qué decidió volver al terreno de juego si, en conjunto con su equipo, ya había tomado la decisión de suspender? Orden de la ANFP. Orden del presidente de la comisión de arbitraje. Todo con tal de evitar la vergüenza de comenzar un campeonato con suspensiones.
¿Qué estamos esperando para que se valide la opción de un árbitro para suspender un juego? ¿Que salga alguien lesionado de gravedad? ¿Que lo maten? Por algo llegó Nicolás como juez a la división de honor. Y lo ampara el reglamento en toda su esencia para suspender un juego cuando considere que está en riesgo la integridad física de jugadores, árbitros, periodistas, público, incluso los mismos barristas.
La testera del arbitraje chileno se equivoca en intervenir en cosas que no corresponde a sus labores. ¿Cómo recuperamos a este debutante en la serie de honor si las decisiones que toma no son respaldadas por el jefe de la comisión de arbitraje? ¿Habrá sanciones para el juez? ¿Quién se hará responsable de autorizar el regreso al campo de juego de los árbitros?
Lo tienen claro. No importa lo que pase en un juego, que se vulneren las reglas, que los jugadores pongan en riesgo su integridad. No importa. Lo que importa es la forma de continuar con la normalidad de un juego, vulnerando las reglas, mostrando una imagen falsa. Con eso tapan el sol con un dedo.