El Superclásico ya comenzó. Aunque faltan más de dos días para el pitazo inicial, los que se toman el protagonismo son los hinchas, que por estas horas se preparan para brindarles el último aliento a los planteles de Colo Colo y Universidad de Chile, en un partido que para ambos bandos reviste históricamente, una connotación especial.
El problema radica en que las actividades no parten de la mejor forma. En el caso del Arengazo albo, comienzan a conocerse imágenes de evidentes trastornos a la convivencia ciudadana. El más grave: el secuestro de un microbús en Puente Alto, por parte de antisociales que se trasladaban al estadio Monumental, precisamente con el afán de participar en la actividad, que fue autorizada por la Delegación Presidencial, con permiso para congregar a 10 mil asistentes. También se han reportado asaltos.
Hechos conexos
Los Arengazos o Banderazos (denominación que varía de acuerdo al equipo del que se trate) forman parte de las situaciones regidas por la ley de Derechos y Deberes en espectáculos de fútbol profesional. Vale decir, quienes cometan delitos en el marco de esas actividades pueden ser sujeto de eventuales sanciones, como la prohibición de asistir a encuentros deportivos si, efectivamente, son condenados. Eso, sin perjuicio de otros castigos dependiendo de la gravedad de los incidentes en que participen.
En las redes sociales se ha criticado profusamente el permiso para realizar este tipo de manifestaciones considerando el contexto más reciente: en el partido frente a Huachipato, por la Supercopa, la barra del Cacique protagonizó graves incidentes en el Estadio Nacional, lo que les costó una sanción a casi 13 mil hinchas que se ubicaron en el sector norte del recinto, donde se produjeron los desmanes. Sin embargo, una orden de no innovar les permitirá adquirir boletos para el choque más esperado del año.
Invasión
Finalizada la actividad, la seguridad que dispuso el club albo se vio superada por decenas de fanáticos que invadieron el campo de juego con la finalidad de acercarse a los jugadores, que participaron activamente en los cánticos que entonaron los barristas, varios de los cuales eran alusivos a la rivalidad con los azules. Algunos barristas, encapuchados, se infiltraron en la foto grupal de los jugadores después de la actividad.
La situación pudo, finalmente, ser controlada por los guardias que el Cacique dispuso para intentar garantizar que la manifestación de apoyo se realizara con normalidad.