Argentina saca provecho del escándalo del Maracaná y arrebata el invicto histórico de Brasil en Eliminatorias
En un partido polémico, que comenzó media hora tarde, tras los graves incidentes entre la policía y los hinchas visitantes, la Albiceleste de Lionel Messi venció a Brasil en Río. Es la primera vez que el Scratch pierde de local por Eliminatorias. Se va un invicto de casi 70 años. Piero Maza fue el árbitro del encuentro.
El Superclásico Sudamericano tuvo mucha polémica y poco fútbol. Después de los largos incidentes que retrasaron el juego en media hora, Argentina arrebató el invicto histórico de Brasil en Eliminatorias en su tierra con un triunfo por la cuenta mínima.
No pudo ser peor el preámbulo del partido entre las máximas potencias de este lado del planeta, en el mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro. La pelota no alcanzó a rodar, cuando la barra transandina protagonizó fuertes disturbios con la policía local.
Los efectivos de seguridad se enfrascaron en una disputa con hinchas transandinos, lo que culminó en una fuerte golpiza para los espectadores. Los fanáticos comenzaron a lanzar butacas al personal de seguridad, generándose una batalla campal en la galería.
Todo, mientras el plantel argentino en pleno intentaba calmar los ánimos junto a las graderías. Fue infructuoso. Tras siete minutos, Lionel Messi tomó la decisión de manera arbitraria y sacó a su equipo a los camarines.
“Nos vamos”, dijo Messi, mientras caminaba hacia el vestuario visitante. Ni siquiera quiso escuchar las razones del brasileño Bruno Guimaraes, quien trató de convencerlo de repensar la decisión, y sin consultar al juez chileno Piero Maza.
Después de 15 minutos, el presidente de la federación Claudio Chiqui Tapia intentó convencer al plantel, que regresó al campo de juego carioca para el inicio del encuentro solo casi media hora después.
Duelo trabado
Pero esa misma intensidad se trasladó de manera evidente al trámite del encuentro. De fútbol, muy poco, al menos en el inicio. Un encuentro muy trabado, con muchas fricciones en el mediocampo, con golpes y simulaciones. Muy fuera de foco del espectáculo que debió llenar el recinto carioca.
Para muestra un dato, antes del cuarto de hora el Scratch ya tenía dos tarjetas amarillas a su haber, para Gabriel Jesús y Raphinha, ambos por vistosos manotazos en la cara del volante transandino Rodrigo de Paul.
Porque, aunque la Verdeamarelha intentó presionar, el campeón del mundo hizo un planteamiento inteligente. Ocupó bien los espacios y defendió en bloques para neutralizar el ímpetu de los brasileños que, en aras de meter al rival en su arco, perdió mucha precisión en el juego.
Un partido aparte fue el que vivió Messi. Resistido por los torcedores locales, el capitán de la Albiceleste fue constantemente abucheado por un estadio repleto, mientras desaparecía en el poblado mediocampo de los amarillos que estuvo siempre atento a los arranques del jugador de Inter Miami de la MLS de Estados Unidos.
Recién, a los 38 minutos, de juego los pentacampeones tuvieron al menos una clara, cuando el tiro libre de Raphinha rozó en la barrera de archirrival para que la pelota se fuera al tiro de esquina.
Cerca del descanso, Brasil encontró la ocasión más propicia en un nuevo córner. Un servicio que obligó a un mal despeje del meta transandino Martínez para dejar la pelota servida a Gabriel Martinelli, quien le pegó de volea desde el borde del área para que la zaga sacara la pelota.
En el reinicio, tras el descanso, el Scratch intentó retomar el control de las acciones. A los 58 minutos, una gran jugada de Gabriel Jesús terminó en el remate franco de Gabriel Martinelli que repelió de notable el Dibu Martínez.
Tras la hora de juego, el visitante se atrevió un poco más. Julián Álvarez se juntó más con Messi y comenzaron a preocupar a la zaga verdeamarilla. A los 63 minutos, el Maracaná quedó mudo. El tiro de esquina de Giovani lo Celso encontró a Nicolás Otamendi en el punto penal para que anotara el 1-0 con un cabezazo.
La Canarinha no volvió del golpe. Encima, la expulsión del recién ingresado Joelinton, a los 82 minutos, fue el último clavo en el ataúd de los locales. Después de 64 partidos como anfitriones en Eliminatorias Sudamericanas, el cuadro del samba perdió su primer duelo, nada menos que ante Argentina, el campeón del mundo.
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