Apenas 24 horas alcanzó a permanecer vacante la banca de Universidad de Chile. En uno de los cambios de mando en la dirección técnica más raudos que se recuerdan, Alfredo Arias (60) fue presentado ayer como nuevo técnico de la U en reemplazo de Frank Kudelka, quien el miércoles había amanecido siendo aún el adiestrador del equipo.
Una celeridad en cerrar la contratación del charrúa -que por poco se cruza con su predecesor en las instalaciones del CDA-, sobre la que este debió dar explicaciones en su primera comparecencia. "Hace dos años me llamó la U, cuando yo estaba en Emelec, y ni siquiera quise conversar. Hace menos de un año sí conversamos y acordamos algunas cosas, aunque no se concretó. Ayer, apenas se desató la crisis, Sabino me llamó y todo fue rápido porque reiniciamos donde habíamos quedado. No tuve que presentar mi manera de trabajo, ya estaban las condiciones, así que viajé de inmediato", aclaró, de partida, el nuevo técnico, tratando de zanjar una polémica difícil de zanjarse.
Sobre todo porque apenas una hora después del acto de presentación, mientras el uruguayo dirigía su primera práctica, Kudelka, el técnico saliente, se despachaba a gusto de gira por las televisiones. "En la U no existe un proyecto, se actúa por emociones, fundamentalmente por miedos", disparaba en Fox Sports, antes de lamentar la forma de proceder de la concesionaria tras su renuncia ("yo me manejo distinto, de otra manera, pero cada uno con su consciencia"); tildar a Heller como "una persona que da todo"; y al gerente deportivo Sabino Aguad como un hombre "no apto para cumplir su cargo".
Un Aguad -interrogado por los medios sobre la política deportiva del club en reiteradas ocasiones durante la presentación de Arias- señalado como uno de los principales responsables de la crisis. Una crisis que no amedrenta al nuevo entrenador: "Siempre me sedujo la U por lo que es y lo que representa. Un equipo que va al frente, que no se rinde, con mística. Tengo un equipo con un potencial muy grande y tengo que hacerles saber a los jugadores que es momento de demostrar por qué están acá".
"Mi forma de jugar es contracultural a la forma uruguaya, pero tiene los valores del fútbol uruguayo, que es no rendirse. Pueden ganarnos, pero no nos van a vencer. Mi idea es jugar y jugar, atacar, atacar y atacar, y tener la pelota nosotros. El mejor refuerzo que tendré será el tiempo para conocer a los jugadores", sentenció el charrúa, quien en compañía del PF Ignacio Berriel y de su ayudante Héctor Rodríguez, tendrá la difícil misión de apagar con fútbol un incendio inextinguible.