Armisticio

Colo Colo
Foto: Photosport.


Colo Colo sigue siendo un foco de polémica. La derrota con Delfín, la renuncia con elástico, la conferencia de prensa, los líos internos de la Corporación, la lucha fratricida en Blanco y Negro, el gran triunfo en el Súperclasico y ahora las elecciones de la concesionaria con un nuevo presidente que vuelve. En pocos días, los titulares pasaron por Pablo Guede, Aníbal Mosa, Esteban Paredes y Gabriel Ruiz Tagle.

El regreso del empresario, legítimamente cuestionado por su paso anterior en el club y su participación en la colusión del papel tisú, ha sido un golpe que provocó gran remezón. El regreso de Ruiz Tagle genera cuestionamientos respecto de su idoneidad para este cargo. Sus vínculos con la barra brava, reconocidos por él mismo en abril de 2012, origina enorme inquietud. Asimismo, su participación en la canallesca colusión del papel tisú, producen rabia e indignación. Es una constatación más de que en la sociedad que vivimos el pudor es un sentimiento en extinción. Pero dicen que la verdad no duele, lo que no tiene es remedio.

Por lo mismo, es momento de que en Colo Colo miren para adelante. Con un bloque triunfador llegó la hora de que empiecen a pensar en el club, pero en serio. Tal vez sea una oportunidad de terminar con esta guerra de vanidades y egos de gente poderosa para pensar en una institución que hace rato no es la prioridad y que representa al pueblo de Chile. Una institución noble, llena de tradición e historia, construida con mucho esfuerzo por mucha gente y que no merece estar presa en medio de esta disputa de ricos. Basta.

Que la llegada de este nuevo periodo sea el comienzo de una etapa donde el foco sea el club y no los intereses personales. Hay mucho que hacer, demasiado por corregir, una gran cantidad de cosas que reconstruir y una enorme deuda social que pagar.

Por de pronto, se debe poner fin a la incertidumbre del técnico y el camarín. Si Guede sigue o no, tiene que ser resuelto por convencimiento y no por conveniencia económica. De lo contrario, si pierde dos partidos se pensará en sacarlo y la estabilidad nunca llegará al equipo.

La presencia de un gerente técnico también tendrá que nacer de la convicción. Si no, seguirá siendo un fusible afecto a ser borrado por un técnico mal empoderado o una directiva que lo utilice como marioneta.

También ésta es una ocasión de acercarse a las bases, a ese lado social que han dejado tan de lado y que ha sido la gran deuda de una sociedad anónima lejana y distante. Es un nuevo tiempo. Ojalá fructífero para Colo Colo, más que para Blanco y Negro.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.