Los últimos 20 meses de Alexis Sánchez han sido ingratos. Desde su llegada al Manchester United, en enero de 2018, el delantero jamás logró desarrollarse de manera óptima, y estuvo muy lejos de alcanzar el nivel que le dio figuración mundial con el Arsenal y que, en definitiva, propició su arribo a Old Trafford.
El chileno se va de los Diablos Rojos dejando un mal recuerdo. El futbolista mejor pagado de la liga inglesa, sueldo top a nivel planetario, simplemente fracasó en el club de Manchester. Su millonario estatus fue un estigma del que no pudo escapar, pues los hinchas lo señalaron y le exigieron de manera constante, sin encontrar respuestas. El nacido en Tocopilla no pudo aportar lo que se esperaba y, sin adaptarse jamás, no logró comandar al equipo, que siguió en su dinámica de irregularidad que arrastra desde hace varios años.
Ahora se va al Inter de Milán (préstamo por un año sin opción de compra), donde aspira a recuperar el brillo perdido. Y pese a que el club lombardo pujó con insistencia por hacerse con sus servicios, aterriza en Milán para llevar a cabo una arriesgada apuesta, acaso la última chance de su carrera para mantenerse en el primer nivel mundial.
La apuesta es arriesgada porque llega a una institución que está, como él mismo, alejada del primer plano de figuración. El chileno se insertará a una escuadra que necesita recuperar el protagonismo, por lo que nuevamente deberá cargar con la responsabilidad. Desde que conquistara la Champions en 2010 de la mano de José Mourinho, el elenco italiano se alejó rápidamente de los primeros planos europeos y en la Serie A abdicó ante el dominio de la Juventus. Incluso, en los últimos años quedó siempre por detrás de equipos como Nápoli y Roma, que vienen armándose mejor.
A nivel local, el nuevo elenco del goleador histórico de la Selección Nacional apunta a mejorar el cuarto lugar del último curso (69 puntos, a 21 unidades del campeón Juventus), y a ir más allá de los cuartos de final en la Copa Italia, su techo en la última edición. A nivel continental, en tanto, el desafío será tal vez mayor. De cara al sorteo de la edición 2019-2020 de la Champions League, el conjunto lombardo está nuevamente en el bombo 3, lo que le da altas posibilidades de enfrentarse a un grupo complicado, tal como la última campaña, donde disputó su zona con el Barcelona y el Tottenham, y no logró sortear la fase de grupos.
Alexis se sumará a un plantel, además, en el que tampoco tiene garantizada la titularidad. Primero, por las dudas que existen en torno a su propio nivel y, después, porque deberá competir con el belga Romelu Lukaku y el argentino Lautaro Martínez, además del italiano Matteo Politano, que iniciaron en buen nivel la temporada. Pese a todo, estrellas no sobran en el camarín, más allá de la llegada del uruguayo Diego Godín y de su excompañero en Manchester United.
No será fácil para el chileno, que deberá bregar para recuperar su nivel y, así, ratificar rápido la confianza del técnico Antonio Conte. Deportivamente, inicia un camino cuesta arriba.
Lo positivo para el atacante es que en su nuevo club mantendrá su estatus económico, pues en la negociación, ingleses e italianos acordaron pagar cada uno una parte de los US$13 millones que percibe Sánchez cada año. El chileno ya está en Milán, para ejecutar su arriesgada apuesta.