El viernes 8, Ricardo Gareca dio a conocer su primera convocatoria en la Selección. El Tigre comunicó el contingente con el que afrontaría la fecha FIFA de marzo, que incluiría los duelos frente a Albania y Francia y que, a la luz de los resultados y del nivel que lució la Roja, sobrepasaría dejando una buena imagen. En esa lista hubo novedades importantes. Claudio Bravo y Eduardo Vargas retornaron al combinado nacional. Por contrapartida, otros ilustres de la Generación Dorada, como Gary Medel, Charles Aránguiz y Arturo Vidal, no fueron considerados.
“Me contrataron para tomar decisiones”, estableció el entrenador. A los dos primeros, al menos, parece seguir teniéndolos en cuenta. Sobre el Rey están puestas las principales dudas.
El anuncio del retorno de Vidal a Colo Colo estuvo separado apenas por unos días del arribo de Gareca a la Selección. Al volante aún le quedaba bastante tarea por delante para alcanzar su mejor nivel físico y futbolístico. La recuperación derivada de la grave lesión en la rodilla derecha que sufrió cuando defendía a la Roja ante Colombia, a mediados de septiembre, aún le pasa la cuenta. El mejor Vidal todavía no reaparece, aunque en Colo Colo sacan cuentas alegres del fenómeno que despertó su retorno. Al menos en el plano comercial: la venta de su camiseta se disparó. En lo futbolístico, no tanto. Sin ir más lejos, el Rey no fue citado para el duelo ante Everton. Tampoco estuvo ante Coquimbo.
Públicamente, al menos, Gareca ha sido cauteloso, pero suficientemente claro para explicar su ausencia. “Lo hemos seguido. Estaba con algunas molestias y quisimos esencialmente cuidarlo, porque ha tenido algunos inconvenientes que viene arrastrando desde hace un tiempito”, enfatizó. “Ojalá que en Colo Colo abandone esas rachas de molestias. Lo conozco de haberlo enfrentado y de referencias. En general quiere estar, es un jugador de mucho temperamento y difícilmente diga no a decir presente o ser tenido en cuenta. A partir de estar bien físicamente, tendrá mejores opciones”, insistió el estratega, otra vez, condicionando un eventual llamado.
Hay quienes son más categóricos. “Arturo trae ya unos dos o tres años en que viene jugando muy poco. Porque los técnicos no lo consideran o se lastima. Llegó a Chile y ha jugado poco, por las lesiones. Todo el mundo espera que sea el de hace 10 años y ya no va a ser más ese Arturo. Si no logra regularidad ni rendimiento, las posibilidades se reducen considerablemente. A la Selección se llega por estar en el primer nivel, no por el currículo”, apunta Jorge Aravena. El Mortero insiste: “Las lesiones, cuando pasa el tiempo, respetan menos. Si a los 24 años le duraba una semana, ahora le duran un mes y medio”.
“Lo de Vidal no va pasar por un tema futbolístico. Tiene la capacidad, la calidad, la trayectoria. No sé si por físico, tampoco. Tiene que ver con cómo esté, cómo se sienta, cómo pueda aportar. La interpretación que uno hace es que hubo un respaldo para los que estaban y un llamado de atención para los que no estuvieron. Si no se ponen en la fila, va a ser difícil que los llamen. Eso sí, vigencia todavía le queda. Claramente”, sentencia Víctor Hugo Castañeda.
En el caso del Pitbull, Gareca se mostró más abierto, pues asume que aún le ofrece opciones defensivas que puede llegar a necesitar. Quedó de manifiesto, sobre todo, por la actuación de Igor Lichnovsky ante Francia. En el mediocampo, en cambio, las actuaciones de Marcelino Núñez y Rodrigo Echeverría lo dejaron satisfecho, pero hay una puerta entreabierta para Charles Aránguiz. “Que no haya sido convocado no significa que no vaya a estar en futuro. Me he comunicado con todos y no le he asegurado nada a nadie. Lo hice a modo de presentarnos, después de tantos enfrentamientos, analizarnos en todo aspecto. No está descartado ningún jugador en todo el proceso. Simplemente doy la nómina para estos dos partidos”, explicó el DT.
En el caso de Vidal, en cambio, hay que hurgar un poco más. En Perú hay muestras suficientes respecto de que al Tigre no le incomoda sacarse de encima a figuras emblemáticas. Gareca no se cuadra con ningún futbolista, más allá de su currículum. “Llegó Gareca y empezó la fiesta. Y limpió primero a varios, yo fui el primero. El profesor no me llevó a la Copa América en Estados Unidos y yo estaba medio lesionado. Y yo estaba seguro de que iba a ir”, recordó Jefferson Farfán, ícono incaico.
“Él me llamó a su sala y me dijo ‘no te voy a llevar, no estás al 100%’. Se me comenzaron a caer las lágrimas. ‘Profe, lléveme’, le pedí, pero él se cerró feo. ¡El ‘profe’ era más terco! Jugador que no estaba al 100% no iba, así sea Farfán, Guerrero o Pizarro”, recordó.
Aunque públicamente no lo dice, a Gareca le provoca ruido la personalidad de Vidal. Amigo de la construcción de camarines armónicos, en su primer llamado el entrenador consiguió la mezcla que le permite transmitir sus ideas con tranquilidad. El buen funcionamiento que alcanzó por momentos, de hecho, constituye una nueva garantía para tomarse el retorno del Rey con calma. Por el contrario, llamarlo para una figuración secundaria puede alterar ese cuadro de situación.
El volante colocolino, al margen de colgar imágenes en Instagram que grafican su evolución, también ha optado por la cautela, aunque siempre procurando relucir su jerarquía. “Si no estoy en la nómina es porque estaba lesionado, por eso. Vamos a ver cómo se da la Copa América y cuáles serán los nominados. Espero estar al 100 por ciento”, ha declarado. Eso sí, asumió que la posibilidad de no estar existe. “Si me llaman, voy a ayudar como lo he hecho siempre. Y si no, apoyaré desde afuera. Va pasando el tiempo, van apareciendo nuevos jugadores y hay que darles oportunidad a los que estén mejor”, concluyó, quizás como augurio del fin de su era en la Roja.