Un as en la arena

Ya casi es mediodía y el sol pega fuerte en Peñalolén. En el complejo deportivo de vóleibol de playa, en el Parque homónimo de la comuna que lo acoge, está instalado en la mitad de la arena un panel que servirá de fondo para la presentación del nuevo head coach de una disciplina que tiene en los primos Marco y Esteban Grimalt sus mayores exponentes.

Minutos antes de su presentación, llega Paulo Roberto Moreira da Costa, o simplemente Paulao, quien se hará cargo de las selecciones de vóleibol de playa. Está vestido con el polerón de su nueva federación. Una sonrisa y gafas oscuras le acompañan siempre. El brasileño de 49 años llega a hacerse cargo de una especialidad donde el país tiene dos claros dominadores. Su misión es engrosar la lista de competidores representando al país en el extranjero.

La esperanza que la federación puso en Paulao tiene justificación en el palmarés que adorna al bahiense desde 1991. Con inicios en las playas de Salvador y formando dupla con su compatriota Paulo Emilio, recorrió el mundo, ganó medallas e hizo triunfar a sus dirigidos, cuando dejó la actividad por una rotura en un tendón del hombro. "El voley de playa tiene mucho para crecer y por desenvolverse. Para mí, como entrenador es importante tener nuevos desafíos y objetivos", dice Paulao. Y agrega: "Chile es un país que me gusta mucho, es bello y se nota que está creciendo, con un proyecto de varios años. Me interesó estar aquí".

La presencia del bahiense da para ilusionarse. No solo porque como jugador se consagró bicampeón mundial, siete veces ganador de la Copa del Mundo, bicampeón sudamericano y tricampeón brasileño, sino también por su experiencia como entrenador.

Desde que se retiró en 2005, inició una carrera de técnico en su país. Sin embargo, el gran salto lo dio en 2011, cuando la federación italiana de vóleibol confió en él para ser, como en Chile, el head coach de su selección. Con ellos, asistió a dos Juegos Olímpicos: en Londres 2012 y Río 2016.

En Brasil alcanzó su mayor logro. Como jefe de seleccionados italianos, llevó a Daniele Lupo y Paolo Nicolai a quedarse con la medalla de plata.

Aunque con mesura, Paulao tiene confianza en su proceso. "Todo es posible. Necesitamos trabajo mucho para que el beach volley sea de nivel top. El deporte es mucho de momento, según lo que vive el jugador. Debemos estar listos para vivirlos", dice. Y advierte: "Es posible pensar en una medalla".

Paulao estuvo con los primos Grimalt en Europa. La mejor dupla criolla de la especialidad ya ganó un oro en Tokio. Ellos son la expresión de lo que busca el brasileño. Sin embargo, sabe que hay trabajo que hacer en busca de más jugadores. "Debemos organizar mejor la base, con juveniles haciendo un buen trabajo en su formación", explica, asumiendo que se trata de un trabajo a largo plazo.

Aguerridos, luchadores y que no desistan de jugar. Así define el brasileño el tipo de voleibolista que busca. "Siempre les digo: 'si usted terminó el partido y pensó que dio lo mejor, si ganó o perdió, ganó. Si sales y piensas que pudiste hacerlo mejor. Ahí perdiste dos veces". Una muestra de Paulao, el nuevo jefe del vóleibol de playa.