El tenis mundial está viviendo uno de los cambios más revolucionarios de su historia, con el ingreso definitivo del Live Electronic Line Calling, que sustituye la labor de los jueces de línea. El sistema permite, a través de las cámaras, determinar con una precisión infalible si una pelota picó dentro o fuera de la cancha o si hubo una falta de pie al servir. En el país esta modalidad debuta en el Chile Open, que comienza oficialmente este lunes en San Carlos de Apoquindo, siendo el tercer torneo en arcilla en utilizarlo tras el ATP 250 de Buenos Aires y el 500 de Río.
El Deportivo pudo ver en terreno cómo funciona el sistema y conoció la oficina en la que se analizan los datos que se reciben en monitores. Esta se encuentra en medio del camino entre la cancha central y la número 1, justo detrás del Village del torneo.
“El cambio siento yo que tiene sus pros y sus contras. El cambio en forma positiva es que efectivamente va a haber un arbitraje mucho más preciso a lo que hemos vivido en ediciones pasadas. Pero efectivamente se pierde quizás esa relación personal que uno en algún momento tuvo con los jueces de línea, de darle trabajo al mundo del tenis. Entonces, en ese sentido, nosotros sí vamos a echar de menos la parte humana que entregaban los jueces de línea. Eso no quita igual que, aunque nosotros incorporamos esta tecnología, igual necesitamos que haya gente físicamente acá en el club”, detalla Catalina Fillol, directora del torneo.
Para este fin, habrá 12 jueces que cumplirán funciones de soporte. “En las ediciones pasadas teníamos a 30 o 40 personas y ahora ese recurso humano es mucho menor. Los que están cumplirán la labor de court assistants. Entonces, ellos están bajo la petición de cualquier cosa que pida el árbitro de silla; ya sea acompañar al jugador al baño, etc. Y si el sistema se cae, ellos en el fondo podrían estar disponibles si el supervisor de la ATP y los jugadores deciden reemplazar la tecnología por ellos, si no quieren esperar a que se reinicie”, explica.
Amplio contingente
En total, 12 cámaras estarán en cada una de las canchas donde se disputarán los partidos, distribuidas en zonas bajas, altas y medias. Además, los jueces de silla ya no tendrán que bajar a revisar las marcas. La medición se realiza a través de la luz y los distintos fotones que se van generando. Y para mayor transparencia, si una bola pica a menos de 10 centímetros de la línea, automáticamente se ofrecerá una repetición en las pantallas.
También si falla el sistema de audio, igualmente el umpire tendrá un dispositivo donde se enciende una luz indicando si la pelota fue mala. Cabe señalar que el proveedor tecnológico es asignado por la ATP, que otorga un subsidio que no cubre toda la inversión. En este caso, la firma escogida fue Hawk-Eye, la misma que se encargó del este asunto en Buenos Aires y Río.
En Argentina se estimaba un gasto cercano a los 30 mil dólares. Sin embargo, en Chile esa cifra es mayor. “Nosotros tenemos que pagarles el servicio al equipo de ellos. Pero adicional a eso, tenemos que pagar, por ejemplo, el espacio de la oficina, la conectividad, la fibra óptica, las cajas de sonido, la electricidad. Todo eso también genera un gasto de implementación de recursos humanos muy alto. Es incluso más caro que pagarles a los 40 jueces que teníamos el año pasado. Y nuestro partnership, Movistar Empresas, nos ha ayudado mucho con la implementación del sistema”, afirma la organizadora del certamen.
Por su parte la ATP contrató a tres personas -una por cancha- para supervisar el sistema. Además, de los 14 que se desempeñan en Hawk-Eye. El contingente está en Santiago desde el 14 de febrero realizando todo tipo de pruebas para implementar el sistema. “Hacen ensayos de golpe, hacen ensayos de cómo se aplasta la arcilla. Y con eso calibran bien la medida de si la pelota realmente es adentro o afuera y que puede ser independiente de la marca que tiene en la cancha”, comenta Fillol.
En el tutorial descriptivo del nuevo sistema, se explica cómo una pelota que aparentemente parece buena puede ser mala y viceversa. Por ejemplo, si salta polvo de ladrillo hacia la línea, inicialmente podría verse como buena, pero finalmente no lo es, y eso lo aclara la tecnología. De hecho, eso fue lo que le ocurrió a Nicolás Jarry en su partido frente al argentino Francisco Comesaña en la segunda ronda de Río. Ahí, el chileno pensó que hubo un error y le dio el punto a su rival. No obstante, la imagen posterior mostró que la pelota salió por un margen considerable.Y esto se debe a que el sistema es capaz, a través de sus múltiples cámaras, de fragmentar el impacto de la bola y así determinar el lugar preciso del pique.
Cancha mejorada
Una de las mayores novedades del torneo fue el mejoramiento de las canchas, luego de los múltiples reclamos de los tenistas en 2024. “Este año le hemos puesto muchísimo más tiempo a los arreglos y yo creo que una de las grandes mejoras que tuvimos es justamente haber hecho dos torneos M15 acá mismo en San Carlos, porque eran dos semanas de una intensidad de tenis muy alta y las canchas respondieron muy bien. Y con eso, sentimos que íbamos por un súper buen camino. Además, en enero, vino alguien de la ATP a mirar las canchas y a supervisar su estado, y nos dijo que estaban en buenas condiciones”, resalta Catalina Fillol.
Con todo listo y el peso de la tecnología, el ATP 250 de Santiago se alista para recibir su mayor fiesta del tenis, en la que espera que algún chileno vuelva a levantar la copa de campeón, tal como sucedió en 2021 con Christian Garin y en 2023 con Nicolás Jarry.