El juicio por la muerte de Diego Maradona está en pleno desarrollo. Comenzó esta mañana y pone frente al Tribunal en lo Criminal de San Isidro a buena parte del equipo profesional que tenía como misión cuidar la vida de quien fue considerado como el mejor futbolista del siglo XX por la FIFA, en una decisión que el ente rector del fútbol mundial terminó compartiendo salomónicamente con Pelé.

A cuatro años y un par de meses del deceso del Diez, se siguen buscando explicaciones para el final de la vida del astro argentino. El fiscal Patricio Ferrari busca sanciones drásticas para el neurocirujano Leopoldo Luciano Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Ángel Díaz, Nancy Edith Forlini, representante de la empresa de salud encargada de prestarle servicios, el enfermero Ricardo Omar Almirón, su jefe Mariano Perroni; y el médico clínico Pedro Pablo Di Spagna, quienes figuran entre los acusados por “homicidio con dolo eventual”. El delito contempla penas de entre ocho y 25 años de prisión. Los fiscales consideran que los imputados habrían actuado con conocimiento de las posibles consecuencias fatales de sus acciones u omisiones, pero no tomaron las medidas necesarias para evitarlas.

Ferrari ha tomado el protagonismo en la audiencia. Lo ha hecho, precisamente, para exponer la serie de negligencias en las que, considera, incurrieron los acusados. Eso hasta que se logre determinar que, efectivamente, se trató de delitos. En esa línea, el persecutor ha optado por una agresiva estrategia, precisamente en la línea de demostrar el cuestionable comportamiento que tuvieron los que aparecían como custodios del campeón del mundo en la residencia en la que estaba encerrado, en San Andrés de Tigre.

“Así murió Maradona”, relata Ferrari en la parte más cruda de su intervención. Lo hace exhibiendo una imagen en la que Maradona aparece tendido en una cama, virtualmente entregado a su suerte. “Quien les venga a decir ustedes, los jueces, que no percibieron lo que le pasaba a Diego les está mintiendo en la cara, era elocuente el estado”, sostiene, respaldando su acusación, que apunta a la responsabilidad de los apuntados.

“Cualquiera que piense, en cualquier familiar de ustedes que lo vean así tendido en una cama, desde hace varios días, les están mintiendo si no les dicen que participaron en un asesinato”, añade, en la línea de la determinación de un comportamiento criminal.

La audiencia será larga. Está contemplada la participación de 192 testigos.