Detrás del Stade Francés, se ubica el restaurant Maison de France, que fue una de las sedes elegidas por la colonia francesa para acompañar al conjunto de Didier Deschamps durante la final de Rusia 2018. Entre el nerviosismo, la ansiedad, gritos, celebraciones y banderas, se vivió el segundo Campeonato Mundial de Francia en Chile.
Faltaban 30 minutos para el inicio del partido y sólo se escuchaba el idioma galo por los tres salones preparados que tenía el recinto. Las cerca de 150 personas presentes, comían Pain au Chocolat (pan con relleno de chocolate) junto a un café o cerveza. En la entrada del local, se vendían banderas francesas y pinturas para la cara. El ambiente era una mezcla de nerviosismo, ansiedad y alegría. La Copa del Mundo, ya estaba en la cancha. Boris Paul (28), francés radicado en Chile hace seis años, se ubicó en la tercera línea junto a su pareja chilena. Ambos lucían la elástica francesa.
El máximo trofeo de selecciones ya era exhibido por Phillipe Lahm, que en ese momento, seguía siendo el actual campeón del mundo. La Copa se muestra, y aparecen los primeros aplausos que ayudaban a liberar la ansiedad de los presentes. En el mismo salón de Paul, estaba Romain Plaquin (17), francés que se encuentra en Chile por un intercambio, junto a un grupo de amigos quienes fueron los encargados de animar con cánticos el ambiente del restaurant.
Inicia el partido y Paul entrelaza sus dedos y las manos van a la cabeza, posición que no varió hasta el 4-1. Plaquin por su lado, agarra su bandera francesa y se la pega a la boca. A los 16 minutos, Mbappé encara por primera vez con espacio hacia la portería de Subasic. Todo el salón se para, el contragolpe, es la marca registrada de Francia. El ataque se disipa, sin embargo, Griezman recupera el balón y le cometen falta. Paul comenta: "Tenía la intuición, de que ese tiro libre, podía ser gol. El juego aéreo francés es fenomenal".
Griezman se posiciona, cobra el tiro libre y Mandzukic termina cabeceando hacia su propia puerta. Francia abrió el marcador y los gritos de alegría se sienten por todo el local. Paul se abraza con su pareja y Plaquin hace lo propio con sus amigos.
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Boris Paul, uno de los hinchas presentes.[/caption]
La primera amarilla del encuentro es para Kante al minuto 27. Todos reclaman y la tensión se apodera del salón. Pelota parada para Croacia. Modric cobra el tiro libre y tras una serie de rebotes, Perisic termina empatando el partido. El silencio es absoluto. La bandera tapa la cara de Plaquin y las manos de Paul hacen lo mismo.
Al minuto 32, Matuidi conecta un cabezazo tras un córner y la mano de Perisic, interviene en la trayectoria del balón. Todo el salón comienza a gritar ¡VAR! ¡VAR! ¡VAR! Pitana se cerca al monitor de la cancha y se cobra penal. Griezman fue nuevamente el encargado de convertirlo en gol. "Estaba seguro que lo hacía, no ha fallado ni uno" comentaba Plaquin tras los festejos.
En el complemento, al minuto 51, un contragolpe de Mbappé permite por primera vez liberar la tensión a través de los gritos y aplausos. Francia seguía ganando 2-1 ante Croacia. Plaquin con su bandera en la boca y Paul con los dedos entrelazados, presenciaron al minuto 59, el disparo de Pogba que aumentó la diferencia con el conjunto balcánico. La felicidad era deslumbrante, las banderas se alzaban y los gritos allez les bleu, se multiplicaban. La Copa del Mundo, cada vez estaba más cera.
Cuando Mbappé, al minuto 68 estableció el 4-1, la alegría era generalizada. "En el momento del gol de Mbappé, no lo podía creer, aunque el seleccionado croata tiene mucho corazón, así que no lo daba por cerrado aún" comentaba Paul. Se reanudó el juego y la tensión se redujo e incluso, se esbozaban algunas sonrisas. Al minuto 73, Lloris falla intentando de amagar ante la presión de Mandzukic, y el elenco balcánico descuenta e instala la incertidumbre en el recinto.
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Romain Plaquin junto a sus amigos en el local.[/caption]
Plaquin vuelve a agarrar la bandera con una mano y con la otra, el escudo de su polera. No lo soltó más hasta el pitazo final. Cuando quedaban tres minutos para completar el tiempo reglamentario, Croacia lanzó un centro que fue capturado por Lloris. Se celebró como un gol. Los asistentes pedían tranquilidad al portero galo. Se suman cinco minutos, varios se toman la cabeza.
En el tiempo agregado, cada contragolpe era celebrado y animado. "Nada mejor que defender atacando" decía Paul. Pitana se lleva el silbato a la boca y finaliza el encuentro 4-2 a favor de Francia. Plaquin llora y Paul se abraza con su pareja. Francia, era nuevamente Campeón del Mundo y todos los presentes, comenzaban a entonar el himno galo.