Cómo pasar de un cuento de hadas a ser el club del epicentro de la tragedia en Italia. La península es el país más diezmado por la pandemia del coronavirus en Europa (al día de hoy registran 165.155 contagiados y 21.645 fallecidos) y una de las zonas más afectadas es Bérgamo, en la región de Lombardía. El equipo de la zona es el Atalanta, animador del Calcio en las últimas dos temporadas y sorprendente clasificado a cuartos de final de la Champions. Pero hoy, en Bérgamo, cuya población es de 120 mil habitantes, con una alta tasa de mortalidad, el fútbol es la última prioridad.
El pasado 19 de febrero, el Atalanta goleó 4-1 al Valencia en Milán, en una actuación sobresaliente e histórica. Pero esa presentación quedó opacada cuando un inmunólogo italiano explicó en un diario que ese partido, al que asistieron más de 44 mil personas, permitió la propagación del virus. “La congregación de miles de personas, a dos centímetros una de la otra, aún más asociada a las entendibles manifestaciones de euforia, gritos, abrazos, puede haber favorecido la replicación viral”, declaró Francesco Le Foche en el Corriere dello Sport. Ese juego fue señalado como una bomba biológica.
La vuelta, disputada el 10 de marzo en Mestalla, fue sin público, precisamente cuando el Covid-19 avanzaba en Europa. Tras el final, los jugadores se reunieron frente a una cámara de TV mostrando una camiseta con un mensaje: “Bérgamo, esto es para ti”. En la primera vez que juegan la Champions, se meten entre los ocho mejores del continente.
I Nerazzurri, elenco por el cual pasaron Jaime Valdés, Carlos Carmona y Mauricio Pinilla, tuvo como factor de cambio el arribo a la dirección técnica de Gian Piero Gasperini, en 2016. En las recientes tres campañas siempre estuvieron de mitad de tabla hacia arriba, siendo la 2018-2019 la mejor de todas. Finalizaron terceros en la Serie A, con 69 puntos, clasificando a la Champions y siendo subcampeón de la Copa Italia. Con un planteo ofensivo y una fuerte presencia latina, un club pequeño se convirtió en animador del Calcio con méritos. En la presente liga, detenida hasta nuevo aviso, son cuartos, con 48 unidades.
Un campeón del mundo como Marcello Lippi declaró, antes de la pandemia, que “el Atalanta de hoy en día es simplemente una de las cosas más bellas que le ha sucedido a Italia en los últimos años. Es un placer verlos jugar. Es el resultado de la organización y el trabajo del club”.
“En Bérgamo estamos muy tristes, porque es donde más gente grande falleció. Acá se pensaba que nunca iba a llegar lo que se comentaba en diciembre en China, y recién tomamos conciencia cuando se comenzó a informar sobre la cantidad de muertos”, dijo a un diario argentino el defensa José Luis Palomino, quien se tuvo que confinar junto a su familia. El club reportó solo un caso de Covid-19 positivo en su plantel. Se trata del arquero Marco Sportiello. Pese a ser asintomático, debió aislarse de su familia. Utilizó la planta baja de su casa, mientras su esposa y su hija de tres años se quedaron arriba. También se dieron otros contagiados en el club, pero fuera del primer equipo.
Es tal el fenómeno del Atalanta que en las redes sociales nació una propuesta que pretende darle el título de la liga. Se juntaron firmas, bajo la consigna ‘Scudetto alla Dea’ (Scudetto a la Diosa, que es uno de los apodos del equipo) para decretar campeón a los bergamascos como un homenaje a la región italiana más golpeada por el coronavirus. En tiempos como éstos, el fútbol es la última prioridad, pero el Atalanta es una luz en una comunidad absolutamente golpeada por la enfermedad.