El regreso del ATP a Chile, acuerdo presentado oficialmente ayer en Santiago, obliga a los organizadores a buscar fórmulas para hacerlo atractivo para el público y dejar atrás la pálida imagen de la edición 2014, en la que las tribunas estuvieron prácticamente desiertas después de la eliminación de los tenistas nacionales.
El cartel, por ahora, contempla la presencia de las dos principales figuras del tenis chileno, Christian Garin y Nicolás Jarry. Y se trabaja en atraer a jugadores de renombre en el circuito. Uno de ellos es Dominic Thiem, número cinco del mundo. El austríaco es entrenado por Nicolás Massú y un habitual de la gira latinoamericana de febrero, factores que allanan su presencia. Hay optimismo. Incluso, Sergio Elías, presidente de la Federación de Tenis, se animó a lanzar un vaticinio: "No sé extrañen de que venga Thiem, ha jugado algunos 250, y estos torneos son para traer jugadores de jerarquía".
Catalina Fillol, directora del torneo, apuesta por un cuadro de buen nivel, a pesar de que en esa misma semana están los ATP 500 de Acapulco y Dubai, ambos en superficie dura. "Lo que nos separa de esos torneos es que somos los únicos en tierra y una vez que se oficialice la sede y también se haga el sorteo de la Copa Davis, que se juega la semana siguiente, los tenistas van a ir eligiendo qué superficie quieren", sostiene. Y añade: "Nosotros soñamos con ser uno de los mejores de Sudamérica y vamos a trabajar para que así sea".
En esa línea, la organización sondea nombres como el croata Borna Coric (22º) y el español Fernando Verdasco (40º). El primero no ve con malos ojos jugar en arcilla en su afán de darle un segundo aire a su carrera, mientras que el segundo es manejado por Octagon, la empresa dueña de los derechos del torneo. "Octagon tiene algunos jugadores y contar con alguno de esos representados es una posibilidad. Dentro del presupuesto, están contempladas las garantías", explica Fillol.
También se espera sumar a varios tenistas argentinos, españoles e italianos, quienes durante décadas han sido los animadores del circuito de polvo de ladrillo.
En solo cuatro meses, el Court Central del Estadio Nacional deberá ponerse en condiciones para recibir el ATP 250 de Santiago. Y para eso, la organización y el Ministerio del Deporte ya tienen definidas las principales reformas para el recinto.
Actualmente, el reducto del Nacional cuenta con 3.800 butacas, 300 más de lo que exige la ATP como aforo mínimo. Detrás de ellas, una añosa tribuna de madera, la que será suprimida para generar un ambiente distinto. "Quizás se haga una zona de palcos o un sector VIP. Pero nosotros creemos que una capacidad de 4.000 personas no es un mal número para que el estadio se vea y se sienta lleno y, además, tenga ese factor acogedor", adelanta Catalina Fillol.
Remodelación completa
También serán intervenidos los camarines y se estudia dotar de tribunas a las dos canchas auxiliares que serán utilizadas para la competencia. Sin embargo, las autoridades vislumbran que no vale la pena invertir en cambios muy profundos durante los primeros dos años del certamen, pues el recinto entrará en un proceso de licitación para ser concesionado. De hecho, ya hay un proyecto presentado por Álvaro y Jaime Fillol para una completa remodelación del espacio.
Esta situación obligará a buscar opciones de locación para la edición de 2022. "Queremos iniciar lo antes posible la concesión del Court Central y de todo el recinto del tenis. Podría haber un año en que efectivamente tendríamos que trasladar la sede, pero no sería más de un año, porque la forma en que se trabaja hoy en día es rápida", admite la ministra Pauline Kantor.