No estuvo a la altura. La U completó una actuación decepcionante y fue goleada por Audax Italiano. Con una propuesta clara y contundente, los de colonia desnudaron todas las falencias del equipo azul.

Fue una faena demasiado sencilla para los floridanos que, a los 22 minutos, ya ganaban por 0-3. Y es que mientras los azules salieron dormidos y con una actitud indigna de la instancia que vive el campeonato, los verdes fueron puro vértigo e intensidad. La velocidad de Santos y Carrasco fue incontrarrestable para los universitarios que, además, debieron jugar con uno menos casi todo el encuentro tras la expulsión de Vilches (2').

Desde la apertura de la cuenta (a los 18 segundos de juego, obra de Martínez), los estudiantiles supieron que no sería una jornada tranquila. El equipo de colonia apretó sobre la mitad de la cancha y buscó la salida explosiva, complicando en demasía a una zona de volantes azules particularmente errática sobre la cancha del Estadio Nacional.

Así, mientras Lorenzetti y Leiva apenas se movían para interactuar con la pelota y participar del juego, Faúndez y Cornejo, en el rival, derrochaban actitud y mordían para recuperarla y generar contragolpes. La defensa universitaria, en tanto, tampoco lo hizo mejor y tuvo muchos problemas en el retroceso, concediendo demasiados espacios.

La visita lo entendió y lo aprovechó. Así cayeron los goles, así dominaron el partido y así, también, se metieron de lleno en la pelea por el título. Tocando a merced, ante la mirada incrédula de los fanáticos azules, tan sorprendidos como sus propios jugadores.

Audax se lució en Ñuñoa. Sin encontrar oposición de un equipo que no tuvo reacción y que, además, no tuvo peso ofensivo. Con un exangüe Ubilla, como es habitual, y con un Isaac Díaz voluntarioso, pero poco atinado con el balón en los pies, los laicos fueron incapaces de doblegar la resistencia de Peric, por claras que parecieran las opciones... Como las dos que el Conejo falló solo frente al arco (20' y 48'), ratificando en la cancha su cada día más injustificable presencia.

En el complemento, Hoyos intentó cambiarle el rostro a su equipo con los ingresos de Arancibia y Pizarro. Y aunque este último colaboró para recuperar en parte el control de las acciones, todo se derrumbó tras la expulsión de Jara (58'), tan apático y desenfocado como en toda su estadía en la U.

Con nueve hombres, la última media hora fue un suplicio para los azules. Los de Hugo Vilches recuperaron la pelota y, obviamente, la hicieron circular con paciencia. De un lado a otro. Sin apurar ni equivocarse. A esas alturas sólo importaba quemar el tiempo.

Los azules se desesperaron sobre el final, y se enfrascaron en discusiones sin sentido contra los rivales, el árbitro y hasta entre ellos, entendiendo que la derrota los aleja quizás definitivamente de la pelea por el título. Porque, a pesar de que matemáticamente sus opciones siguen intactas, es el paupérrimo juego (con más o menos matices, pero igual de malo durante todo el Transición), lo que oscurece el porvenir estudiantil de cara al cierre del torneo. Por juego, los de Hoyos no tienen cómo ni con qué pelear por el bicampeonato.

Audax, en tanto, tiene ganado su derecho a ilusionarse. Y aunque pudo humillar aún más a una U desdibujada y sin espíritu, consiguió tres puntos que le dan vida y encienden todavía más el cierre del campeonato.