¡Balazos y heridos en el CDA! Fuera de la cancha, pero tiene que ver con fútbol, sí, este fútbol que cada día crea más incertidumbres y miedos en los verdaderos hinchas. ¡Basta de ingenuidades!.
Los que equivocadamente alimentan el prostituido concepto de pasión, manchan la fiesta más hermosa del planeta.
Estos que se atragantan de odios y rencillas verbales, físicas y virtuales, no tienen remedio. Sean de donde sean, deben ser castigados. Que se golpee la mesa hasta que las manos lo resientan. No hay otra alternativa.
Los que han determinado una idea -como Estadio Seguro o la misma ANFP-, con todo el poder de la racionalidad no tienen el convencimiento de aplicar verdaderamente sus leyes. Las escriben, las publican, las difunden frente a las cámaras fotográficas y de televisión, pero a la hora de ejecutarlas, la mayoría se esconde en "querellas contra quienes resulten responsables". Es decir, nada.
Todo se transgrede y esto sucede no sólo en el fútbol. Es cosa de ver violencia por todos lados, con todas las temáticas nacionales de una sociedad cada vez más enferma e intolerante.
Todas las ideas han fracasado. Estos delincuentes la saben por libro. Se permiten banderazos y arengazos para exacerbar más los ánimos violentistas que se fraguan previos a los partidos de fútbol que para ellos son guerras.
Los jugadores no necesitan de esas motivaciones, para ellos las motivaciones van por otro lado. Las hordas enfermas las construyen para edificar una mentada identidad. Lo penoso y culposo es que cuentan con el aval de los timoratos dirigentes de cada club. Y de los jugadores. No se olvide que muchos de nuestros seleccionados han reclamado porque en los partidos de la Roja no se ven ni se escuchan a las barras.
¿Qué se quiere lograr con esas efusivas manifestaciones? ¿Los consideran, los escuchan? Las pinzas, los jugadores inflan su egocentrismo y nada más. Al fin y al cabo el hombre es la medida de todas las cosas.
Se tiene que ordenar el fútbol con esa realidad externa llamada delincuentes y la evidente realidad interna conformada por nefastos futbolistas llamados líderes. Pónganle el nombre y color que quieran.
Hay una crisis de incomprensión de la estructura de la realidad y esta debe cambiar bajo una condición de todo lo sensible que rodea el juego del fútbol. Y esos son los árbitros, los jugadores, dirigentes, la verdadera hinchada, los clubes y sus colores, el territorio.
Nada se transforma, todo sigue igual o peor por nuestras latitudes.