Bárbara Riveros vive una madurez inusual para sus cortos 31 años. Escucharla hablar es como oír a una vieja sabia que ya entendió todo. Por ello, no es extraño que el propio Comité Olímpico Internacional (COI) la haya escogido como Atleta Modelo, siendo parte de los 64 embajadores mundiales de los distintos deportes olímpicos que inspiraron con su historia a los participantes en los Juegos de la Juventud. Ayer, siguió engordando su currículum con una tercera posición en la prueba de la Copa del Mundo en Salinas (Ecuador).
¿Por qué cree que la escogieron a usted?
No sé, deberías preguntarle a ellos. Los resultados en Río 2016 fueron una muestra de superación de los países sudamericanos. Ellos me dijeron que calzaba muy bien en el rol al venir de Sudamérica, al conseguir un lugar histórico en los Juegos Olímpicos y ser la deportista a nivel latinoamericano que más logros ha alcanzado en el triatlón.
¿Fue fácil esta pausa en su agenda?
La verdad es que mi entrenador no se lo tomó muy bien. Me dijo: "Irás para allá, perderás entrenamiento, ¿te pagarán, al menos?". Pero no me pagan. Solo lo hago porque quiero aportar con mi experiencia a otros niños.
¿Pudo compartir con la delegación chilena?
No mucho. Es que no estuve en la Villa Olímpica, sino en un hotel de afuera. Obviamente, a los eventos del triatlón fui a los tres, y con Cristóbal Baeza estuve, porque con él y su familia me llevo muy bien. Fui a alguna actividad, pero no pude estar mucho con ellos.
Hace una semana se batieron los récords del Ironman, en damas y varones. El alemán Lange rebajó las ocho horas (7.52'39") y la suiza Daniela en 8.26'16".
Estuvo buenísimo. Lo vi. Se batió por bastante, es algo bueno.
¿Crece el triatlón en el mundo?
Más que a nivel profesional, está creciendo a nivel de atletas aficionados. También se están haciendo más eventos. Lo encuentro interesante, pero la verdad es que el Ironman es otro deporte, porque son otras las distancias.
En 2016, dijo que debía encontrar su fuego interno para llegar a Tokio 2020. ¿Cómo va esa búsqueda?
Ya empecé el proceso de clasificación, después de dos años sin estar compitiendo. Vamos por el proceso, pero siendo honesta, el desafío se ve muy difícil. No me refiero a clasificar, pero sí hacer algo mejor de lo que hice en Río.
¿Por qué?
El circuito no me va a favorecer, será plano totalmente, poco técnico. Por lo que los demás países, como Inglaterra o Estados Unidos, que harán un trabajo más en equipo, van a complicar. Yo estoy sola, pero también en los últimos años cada país lleva a atletas muy buenos, pero que no habían trabajado en equipo. Ahora no será así, las potencias harán un trabajo muy distinto.
¿Lo dice por no generar falsas expectativas o porque realmente lo ve difícil?
Te lo digo siendo súper honesta. Mi entrenador ha sido súper honesto. Se ve súper complicado el panorama.
Ha pasado 15 años al más alto nivel. ¿Ese fuego interno está apagándose?
No, no. No creo que esté pasando por una crisis ni nada, pero uno tiene que entender la realidad de cómo se está desarrollando el tema afuera y mi entrenador ha sido súper honesto. Él cree que ya debería irme a una distancia más larga, porque los Juegos Olímpicos ya son muy difíciles.
¿Y a usted la motiva una distancia más larga?
Hace un año te diría "no sé". Ahora, viendo todo esto que cuento, digo que no es malo estar en una distancia diferente. Es complicado. Obviamente me gustaría hacer unos siguientes Juegos, pero hacer algo mejor lo veo muy complejo.
Hace unas semanas, un estudio reveló que la brecha social y laboral entre hombres y mujeres recién acabará en Chile en 80 años más. ¿Qué le parece?
Me parece que se está dando un paso adelante, al menos, en hacer un estudio para saber eso. Será lindo ver cuándo esa brecha no exista. No sé si ocurrirá en 80 años más o no. Creo que en Latinoamérica el machismo se sigue viendo en cada momento. No sé si desaparecerá del todo. Es parte del ADN de todos, es como que la tierra se acabe. El rol del hombre y la mujer cambian, cada ser humano tiene sus roles definidos acá y siento que de a poco eso se está acabando.
¿En qué sentido?
Por ejemplo, siento que aún no es correcto que una mujer realice sus estudios y deje a los hijos al cuidado del marido, porque el feeling que se genera entre la madre y el hijo es único. El hombre puede ayudar, pero no sé si se aceptaría que tomara totalmente los roles que hoy tiene la mujer. Hay un caso, el de Nicola Spring (triatleta olímpica suiza), donde es el marido quien se encarga de todas las labores domésticas. Pero es porque ella es quien trabaja, porque finalmente es ella quien tiene el talento. Ese es un caso excepcional, pero siento que la afinidad de madre e hijo es única y no siento que una mujer debería trabajar todo el día y olvidarse de los hijos durante los primeros meses, por ejemplo.
Pero usted va en contra del pensamiento tradicional. Derribó barreras y se ha dedicado de lleno a su profesión.
Sin dudas. Mi papá me dio la libertad de hacerlo, de salir al mundo y dedicarme a lo que yo quería, pero al mismo tiempo mi padre es una persona machista, que cree que la mujer debe hacer las cosas en la casa, tener la cena preparada, que debe llegar del trabajo a descansar a la casa… Tiene mucho de eso. Es un tema cultural, viene del ADN, se transmite de la cuna y es difícil cambiarlo, aunque se está haciendo de a poco.
¿Y en cuanto al deporte, se vive el machismo?
En mi deporte no es así. Tanto al hombre como a la mujer se le dan los mismos beneficios, pero sin dudas que se ven en otros deportes como el tenis, o el ciclismo, donde los hombres ganan más premios que las mujeres. Creo que, al final, lo importante es qué da espectáculo y en el triatlón, ambas carreras, hombres y mujeres, lo dan. Al final, uno pasa a ser un producto que vende, y si el producto del hombre es más atractivo, lógicamente se producen desigualdades. En el triatlón se ve algo de machismo, pero en las grandes competencias, no. Ahí es donde una debe hacerse valer y preguntar si es que acaso una vale menos que el hombre.
En el Ironman 70.3 de Pucón pasa lo contrario. Ahí es usted quien da siempre el gran espectáculo.
Claro, pero creo que específicamente en el Ironman de Pucón eso no lo valoran. Lo dicen en la conferencia de prensa, pero al momento de querer ayudar o ver los detalles, como la forma en que llego y esas cosas, no están tan abiertos.
A diferencia de lo que pasa en varones, dice.
Sí. En ese sentido, se ve así.
Otra cosa. ¿Cómo se enteró del positivo de otra atleta de elite como usted, Natalia Duco?
Fue bastante shockeante. Estaba en Suiza y mi hermano me la envío. No sé mucho qué decirte sobre esto. Veo a Natalia mucho más allá que como deportista, sino también como persona. Es una muy linda persona. Por lo que leí en la prensa, no quiso abrir la muestra B, tampoco sé si fue la entrenadora quien la instó a eso, pero una es adulta y debe tener su propio criterio frente a todos estos temas. Ella partió en Playa Ancha, desde muy pequeña, entrenando con ella. Ahora, que es adulta, puede tomar sus propias decisiones.
¿Le desilusiona esta clase de noticas?
Sin dudas. Creo que hay deportes que van mucho más al filo que otros, y esa es una realidad. También hay deportes donde el dopaje es algo más normal. Y el atletismo te forma un estilo... Y obviamente hay disciplinas donde muchos lo hacen. Si me preguntas sobre el estilo nacional, no sé ni conozco a personas que lo hagan así o no. Cuando mi hermano me contó esto, le pregunté de qué la acusan, porque yo ni entiendo lo que se meten.
El dopaje quebranta los valores del deporte. Sin embargo, muchos atletas y países lo practican.
Es complicado. Hay temas políticos detrás y no estoy segura cuánto de política hay detrás o cuántos deportistas compiten limpios. No te podría decir más, pero obviamente que me doy cuenta de gente que está metida por interés personal en el deporte, que buscan solo su beneficio y no el del deporte.
¿A lo largo de su carrera, alguna vez se le ha acercado alguien a ofrecerle alguna sustancia ilícita?
Por mi carácter, creo que la gente ni lo intenta. Se dan cuenta que me gusta hacer las cosas de una forma y obviamente cuando escucho a alguien hablar de eso, creo que está jugando con fuego. Si lo hacen y ganan en el triatlón o los Juegos Olímpicos, bueno, bien por ellos, pero para mí lo importante es quedar con esa sensación de que hice lo mejor que pude. Si el de al lado me gana haciéndolo de otra forma, el engaño es de ellos, no mío.
¿Es cierto que la están sondeando como dirigente olímpica de su deporte?
¿Quién dijo eso?
¿Le interesaría?
No, no. Realmente, eso no me interesa mucho. Son cargos muy políticos, y a mí no me gusta nada de eso, porque siento que no reman para un lado. Creo que podría ser embajadora, estar ligada al deporte, pero no estar en un cargo. Veo que hay mucha gente, en Chile sobre todo, que está metida en un cargo sin tener muchas ideas en cuanto al deporte. Me pregunto siempre: "¿ellos están para ayudar a los deportistas o por beneficio personal?". Para mí, lo más importante es hacer todo de forma honesta y en estos cargos hay mucha gente con egos gigantes.
Es un síntoma histórico.
Sí. En el ser humano se trabaja el ego. Y hay personas a las que el reconocimiento público los ciega y tratan de tomar un cargo a como dé lugar y el resto no tiene espacio. Algo que me choca mucho es que siempre son los dirigentes los que son mejores tratados que los propios atletas. No sé si tiene sentido, pero no deberían existir esas diferencias.
¿Cómo se ve usted dentro de 10 años más?
No sé. Me gusta pensar día a día, año a año, y al momento que sienta que deba dar un paso al costado en mi deporte, o dedicarme a otra cosa, lo haré. Si me llego a retirar, me gustaría, obviamente, continuar entregando mi experiencia de vida, pero a mi forma, no como quiera el resto. No en un cargo en el que no me sienta feliz y en que mi vida se vea afectada.