Los 36 grados en Huelva, ciudad en el extremo occidental de Andalucía, no eran impedimento para las futbolistas del Sporting Huelva. La pretemporada estaba en marcha y un amistoso con el Sevilla destacaba en la agenda. El plantel tomaba forma con varias incorporaciones, entre ellas Francisca Lara (Colo Colo), Bárbara Santibáñez y Sofía Hartard (ambas de la U. de Chile). Todas con el sueño de triunfar en el fútbol internacional, tras un largo recorrido en clubes chilenos.
Para Santibáñez, no obstante, la ilusión devino en pesadilla. En el cuarto entrenamiento, su pierna derecha dio un inesperado mal giro, con un crujido sospechoso y un dolor profundo. Aunque en principio se descartó algo de gravedad, los exámenes sentenciaron el peor escenario: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla. Así, debió ser intervenida.
El infortunio, sin embargo, volvería a golpearla. Después de un mes y cuatro días desde aquella operación, lapso que incluyó una semana y media de rehabilitación, comenzó a sufrir molestias. Era una infección, por lo que el 3 de octubre tuvo que ser nuevamente intervenida para la limpieza de la articulación.
Hoy está en reposo, con antibióticos y, según el control médico de ayer, debería retomar su rehabilitación el próximo lunes.
¿Qué recuerda del momento de la lesión?
Era el último entrenamiento de mi primera semana en España. Estábamos haciendo un trabajo de finalización, fui a presionar, puse mi pie firme adelante y se me quedó pegado al suelo. Cuando quise cambiar de dirección, la rodilla giró hacia afuera, sonó y ya ahí no pude continuar.
¿Pensó que sería tan grave?
La verdad es que jamás me había dolido tanto como esa vez. El crujido que hizo fue lo que me asustó, pero jamás pensé que podía terminar en una rotura de ligamento cruzado anterior. Además, tuve un daño en el menisco externo y tenía un poco de condromalacia (degeneración de los cartílagos de la rodilla).
¿Cómo reaccionó su club?
Me brindó todo el apoyo. Desde el primer momento. El tema es que al principio los médicos me decían otra cosa.
¿Cómo es eso?
El primer diagnóstico fue esguince del ligamento lateral. Estuve en tratamiento y con reintegro deportivo, pero quisieron hacerme estudios. Me vio el médico y también me dijo lo mismo, que era esguince, pero para ver el grado me haría una resonancia. El otro día fui y me encontré con la sorpresa. Estaba con la presidenta y su apoyo fue incondicional de parte de ella, del técnico, de mi fisioterapia y de todas mis compañeras.
¿Qué sintió cuando l
e dijeron el diagnóstico definitivo?
Muchísimas cosas. Creí q
ue se m
e venía el mundo abajo, no podía asumir que al cuarto entrenamiento me pasaba eso. Y no sé por qué, pero pensé: "Me recuperaré en cuatro a cinco meses, como Zlatan". Luego de tanto respaldo del club, lo mínimo que puedo hacer es trabajar para recuperarme y poder hacer lo que vine a buscar acá.
¿Cómo es su día a día?
La primera semana fue muy complicada, pero tengo que empezar a tomarles el gusto a las muletas, encontrar la técnica adecuada y hacer un poco más natural la marcha. Por ahora, con algo de dolor, debo retomar los ejercicios para que la cápsula articular empiece a ceder y así lograr la flexión y extensión completa.
Si no se hubiese lesionado, ¿habría estado para el amistoso de Chile con Francia?
La verdad es que sí. Tengo contacto con el profe Lete (José Letelier, técnico de la selección chilena) y estaba considerada para el amistoso. Cuando ocurrió la lesión, lo primero que me sucedió fue el llamado de mi entrenador de Chile.
¿Esto condiciona su participación en la Copa América de abril próximo, en Chile?
Más que condicionarlo, es un desafío. Por supuesto que uno quiere participar en un torneo así. Una de las cosas que pensaba era si alcanzaría a llegar a la Copa, pero primero está mi club, quiero recuperarme y debutar por Sporting Huelva, retomar la confianza. Mi meta es estar jugando dos meses antes de la Copa América. Si estoy en condiciones o en buen nivel, ya es decisión del seleccionador.
¿Esto significa un retroceso en su carrera?
Nada de lo que me ha pasado en el fútbol lo tomo como un retroceso. Sí, fue duro. Al principio me costó creerlo, pero al otro día ya lo tenía asumido. Son pruebas de la vida. Gajes del oficio; trabajamos con el cuerpo y estamos expuestas a que esto suceda. Sé que me servirá, que saldré fortalecida de esta situación y que aprenderé como cada cosa que el fútbol me ha enseñado. Sólo retrocedo para tomar impulso, y esta no será la excepción.
¿Cuál es la diferencia central entre la cultura del fútbol femenino en España respecto a la de Chile?
Más que la cultura, es la diferencia de juego. Si bien hay una gran variedad de biotipos, acá la parte física se nota mucho más. Los equipos son bastante parejos, intensos, ocupan muy bien su cuerpo y me sorprende la lealtad con la que juegan. Van fuerte, pero sin ninguna mala intención.
¿Cómo ve a Francisca Lara y Sofía Hartard?
Siguen acá jugando, poco a poco van tomando el ritmo español, aún falta, pero sé que con el tiempo lograrán mostrar todo su fútbol.