El Barcelona celebra la liga por las calles de la ciudad

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En el bus destacó la actitud seria, a ratos, de Andrés Iniesta, quien comparte un título por última vez con los hinchas culés.



El Barcelona celebró este lunes el octavo doblete de su historia con el ya tradicional recorrido por las calles de la ciudad, en un festejo que congregó, durante dos horas, a decenas de miles de aficionados culés.

En bus descapotable de dos pisos, presidido en su parte superior por una réplica de ambos trofeos, y escoltada por la policía partía la plantilla azulgrana del World Trade Center del Puerto de Barcelona a las 18.15 horas.

El club corrigió el 'olvido' que tuvo ayer, al no incluir a Gerard Deulofeu, Javier Mascherano y Arda Turan en la camiseta conmemorativa del título de Liga 2017-18 que el equipo lució tras ganar en Riazor. Hoy los nombres de estos tres jugadores, que empezaron la temporada en el Barça antes de salir en el mercado de invierno, estaban impresos en el dorso de la elástica que lucieron los campeones.

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Tampoco estaba en esa camiseta Carles Aleñá, al no pertenecer aun al primer equipo ni haber disputado ni un solo minuto en la Liga. Sin embargo, el canterano, que participó en la Copa, sí que estuvo en persona, como un jugador más, en las celebración de hoy.

Fue un recorrido un poco más comedido que en otras ocasiones. No corrió el alcohol desde el inicio ni hubo desórdenes en el autobús, aunque algunos alucinaban con lo que estaban viviendo, sobre todo los nuevos, como Philippe Coutinho, Ousmane Dembélé o Yerry Mina.

Andrés Iniesta durante muchos momentos se aisló de la fiesta que habían montado sus compañeros para saborear, a su manera, su última celebración como azulgrana. El capitán, disfrazado con un sombrero de juglar con los colores azulgranas que pasó por la cabeza de media docena de jugadores en un momento u otro de la fiesta, pone fin a su etapa en el club catalán con 32 títulos, entre ellos nueve ligas, y este lunes se subía al autobús de los éxitos por última vez.

Con aire ausente, Iniesta estuvo gran parte del trayecto pendiente de devolver el cariño que le regalaban los aficionados, en su mayoría niños, desde las calles, mientras parecía ajeno a lo que pasaba dentro del autobús.

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Fue un trayecto más corto que otras anteriores. Un recorrido de 4,5 kilómetros, que empezó en el puerto y acabó en el barrio de Sarriá y que la plantilla completó en un par de horas.

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