No era un partido cualquiera. El estadio Wanda Metropolitano de Madrid fue testigo de cómo, una vez más, los hinchas catalanes se expresaban en contra del himno de España y acusaban a la policía de quitarles sus camisetas con lemas independentistas. Bajo este contexto los equipos salieron a jugar, y en la cancha hubo uno solo. Barcelona lo ganó por 5-0 al Sevilla y lo hizo ver como un simple equipo amateur.
Sergio Escudero tomaba a Messi de los pantalones para intentar frenarlo, mientras que Gabriel Mercado no le ganó nunca a Luis Suárez. La defensa del Sevilla no podía hacer pie en la cancha y lo pagó caro. Barcelona sacaba una ventaja de 3-0 con goles del mencionado Suárez a los 14, Lionel Messi en el 31 y otro de Suárez a los 40 minutos. De esa forma resolvía todo fácilmente en el primer tiempo.
Cuando se pensaba que los Azulgrana manejarían la ventaja, Andrés Iniesta puso el 4-0 a los 52, en la que podría ser la última final con el equipo en que ha jugado toda su vida. La fiesta la cerró Philippe Coutinho de penal a los 69 para el 5-0 definitivo, aunque perfectamente el marcador pudo ser mayor.
De esta forma los catalanes son campeones de la Copa del Rey, a la espera de coronarse en algunas semanas más en la liga de ese país.