En marzo de 2016, Jeisson Vargas se retrató en la barra oficial de Universidad Católica. Cantó, saltó y le dedicó cánticos de amor incondicional al equipo de Las Condes. Apostado en la galería Mario Lepe, acompañado de Nicolás Castillo y Diego Rojas, la promisoria figura de San Carlos de Apoquindo comandaba los gritos del banderazo cruzado en la previa a un duelo frente a Colo Colo.

La historia de Vargas, hoy flamante refuerzo de Universidad de Chile, está marcada por su identificación con la UC. A San Carlos llegó a los 12 años para radicarse al poco tiempo en la Casa Cruzada, que recibía a los juveniles con proyección, para evitar los largos trayectos desde su natal Recoleta. "Quiero dar las gracias a todos los que están acá conmigo y que me han acompañado en todo este camino. Estoy muy feliz. Católica significa todo para mí, es mi casa", decía en 2015, al momento de firmar su primer contrato con la franja, cuando apenas tenía 17 años.

Hoy, sin embargo, se olvida de su pasado. Ya no podrá celebrar más con el característico gesto de la franja. La U, archirrival del club de sus amores, lo fichó por la temporada 2019, con una opción de compra de US$ 1 millón por el 50% de su carta.

En Azul Azul su nombre fue resistido. Además de su pasado en la precordillera, genera dudas la irregularidad del volante que busca relanzar su carrera, tras no ser considerado en Montreal Impact. En Canadá, en la última temporada convirtió cuatro goles en 21 partidos (titular en 11).

Lo cierto es que el transfuguismo parece convertirse en algo habitual en el fútbol chileno. Poco importa la identificación de un jugador con un determinado club, pese a la incomodidad que genere en los hinchas.

Es que en la UC también viven una situación similar. Edson Puch, jugador que destacó en su paso por la U, no tuvo problemas para recalar en San Carlos. Más allá de que el campeón de América siempre ha reconocido su amor a Iquique, finalmente su paso por La Cisterna terminó consolidándolo como un jugador que los hinchas azules siempre esperaron. También está el caso de Valber Huerta, recién fichado en la UC y que con apenas 25 años ya registraba pasos por la U y Colo Colo. Incluso, el defensor tuvo que modificar su cuenta de Twitter, en la que su usuario estaba relacionado con las iniciales de la barra oficial de Universidad de Chile.