El Bayern Múnich eliminó al Sevilla y se instaló en la semifinal de la Liga de Campeones. Sin Arturo Vidal, ausente por molestias musculares, el cuadro germano debió dar una dura batalla para sentenciar la eliminación de un laborioso y esforzado cuadro andaluz, que luchó con todos sus argumentos, pero no le alcanzó para hacer tambalear la fortaleza germana.
Fue un empate sin goles de mucho sacrificio, en el que los dirigidos por Jupp Heynckes hicieron prevalecer la ventaja de 1-2 obtenida en la ida, disputada en España, y en su casa se refugiaron de buena manera para mantener su arco en cero, a pesar de varias ocasiones que se generó el equipo forastero. Los hispanos tuvieron a ratos el control de las acciones, merced a la buena labor de N'Zonzi en la zona central, pero careció de profundidad, variantes y consistencia en el último tramo de la cancha para acercarse con mayor peligro sobre el arco de los de Múnich.
El equipo del Rey, que vio el encuentro en las tribunas en compañía de su agente Fernando Felicevic, sigue así en carrera por la triple corona, siendo el único equipo de Europa que se mantiene vivo hacia la obtención de su liga local (que ya ganó a falta de cinco fechas), la copa doméstica (está en semifinales de la Copa Alemana) y la Champions, máximo anhelo de los principales clubes del Viejo Continente.
Los españoles, en tanto, pese a un encomiable esfuerzo, fueron incapaces de anotar en Alemania y, a pesar de que lucieron a ratos como un elenco sólido y dominante, la clasificación fue una misión imposible para ellos. El duelo como expresión de lucha, de hecho, se prolongó hasta los 30' del segundo tiempo, momento en el que los bávaros comenzaron a adormecer las acciones haciendo rota la pelota, generando la desesperación sevillista, que en los últimos instantes pudo hacer poco para cambiar la historia.
Bayern Múnich no estuvo para remontadas y sigue adelante. Esta temporada, el Rey y los suyos van por todo.