Se esperaba mucho en el duelo de punteros. La UC, que venía de un empate en el clásico universitario, enfrentaba a la Universidad de Concepción del sorprendente Bozán. Y cumplieron. Ambos equipos, con sus bemoles , le dieron un tinte especial al partido.

Pero más que ninguna otra cosa, el partido ofreció una virtud llamativa. La UC volvió a expresar un plan de juego, el cual se vio algo difuso frente a la U. Ayer, aún en los momentos más duros fue capaz de ejecutar ese plan con una convicción notable.

Beñat San José demostró que le sienta bien este tipo de partidos. Cuando todo nos anunciaba un equipo prudente y calculador, la UC desató un fútbol compacto que a la vez desnudó muchas debilidades de su empinado rival.

Su énfasis defensivo permitió liberar la salida, la cual fue explosiva como nunca. Tanto Fuenzalida, Buonanotte y el mismo Aued llegaron constantemente a zonas de remate. ¿Saben hacerlo? Claro que sí. El tema está en que hace mucho que no veía esa verticalidad y agresividad para atacar al rival. Encapsularon a Droguett para reducir su influencia en el juego y así restarle dinámica al equipo del Campanil. En la primera parte prácticamente desconectó el juego del rival.

La UC entendió la importancia de subir en bloque y no jugar al contraataque si no es estrictamente necesario. En lugar de exponer a sus volantes a un ida y vuelta desgastante (y a veces inútil), busca permanentemente tenerlos cerca del balón. Dos efectos deseables se producen con esto. El primero es el achique y recuperación que fue mucho mas eficiente (ahorran energía). Lo segundo es el efecto sorpresa que se provoca cuando se recupera el balón. Cada vez que Aued recuperó y aceleró apareció casi sin marca.

Me extrañó que Bozan no tomara mayores precauciones al respecto. Ni en el segundo tiempo quiso corregir algo que parecía muy nocivo.

Varias cosas quedan en claro después de este partido.

Primero, que la UC, cuando se lo propone, puede ser mucho más vertical que de costumbre. Cada vez que aceleró fue capaz de cambiarle el ritmo al partido y, de pasada, obligar a la U de Concepción a retroceder y correr contra su arco.

Segundo, que necesitan con urgencia un goleador. Un partido así, debió terminar con una tranquila ventaja para los cruzados. La ineficacia no es un buen acompañante para un equipo con altas expectativas.