Así como un avión tiene como objetivo volar, el fútbol se juega para ganar. Lo estético siempre es bienvenido, pero jamás puede, de manera vertical, estar más arriba que el resultado. El entuerto lo refuerzo en esa disparidad de criterios para dirigir a la UC entre Salas y San José.
La mejor versión de la UC bicampeona, asfixiaba por los costados, era puro vértigo en la reconversión ofensiva y trituraba en el ida y vuelta. Pero terminó fisurándose el autocontrol y se permeabilizó el mensaje. El concepto de "aprieten, aprieten" anidó en un canasto cualquiera del camarín.
Nunca observé de manera desmedida un trabajo defensivo analítico que sostuviera toda la estructura ofensiva. Tal como Bielsa expresó en alguna oportunidad, si hacemos un gol más que el contrario ganamos sin objeción.
Beñat transita por otra vereda. Es joven pero no es gil, y su equipo defiende mejor de lo que ataca, más por reagrupación y ordenamiento que por un estilo definido. La UC de Beñat es sin dudas mucho más pragmática que la de Salas. Sin punteros que hagan ancha la cancha, se las arregla para generar por el centro su punto más alto ofensiva y defensivamente.
La UC bicampeona discutía la posesión de la pelota, como un medio de ataque; la de Beñat usa la tenencia de la pelota como un medio de generar espacios entre líneas de manera distractiva. Por eso la de Salas fue directa y la de San José abusa del juego horizontal.
El chileno se autotorpedeó en su relación con la prensa, por el reconocimiento que siempre busca el DT y a veces llega retrasado. El español, de momento, navega sin querer demostrar algo en particular. Su mensaje hacia afuera no genera una contrapregunta. Incluso pareciera que su discurso va armándose de acuerdo a los resultados. Esta UC no vuela, pero es de tranco ligero, sosteniéndose principalmente en un cuadrado que parece su corazón: los defensores centrales Lanaro-Ampuero y el doble cinco, Aued-Fuentes.
En otra arista confrontada, el Comandante amoldaba a los jugadores al esquema 4-2-3-1 en primera instancia y luego los escogía para que interpretaran ese armado. Con Beñat ocurre algo distinto, pues ha jugado con tres centrodelanteros, con dos y con uno. Eso claramente entrega la visión de que es un técnico que observa lo que tiene y luego define el modelo de juego. De hecho, un DT de 38 años que ha dirigido en España, Arabia, Bolivia y Chile, necesariamente debe especicializarse en entregar respuestas a problemáticas inesperadas.
En sus inicios se ha nutrido de la escuela de Cruyff y Guardiola. De momento en la parte estética está flotando; en los números está intacto.