La crisis de Barcelona parece no tener fin. Los problemas institucionales que derivaron en una millonaria deuda y la partida de Lionel Messi calaron hondo en el cuadro culé, que no logra levantar cabeza. En Lisboa vivió una nueva vergüenza en la Champions League, al caer 3-0 ante Benfica, por el Grupo E de la competición, complicando bastante sus aspiraciones de avanzar a los octavos de final. Curiosamente el Estadio da Luz fue el mismo recinto donde los catalanes sufrieron la peor humillación de su historia, el 2-8 frente al Bayern Múnich, en las semifinales de 2020.
El equipo de Ronald Koeman venía de perder como local por el mismo marcador ante el mismo conjunto alemán, en la primera fecha, por lo que resultaba fundamental ir a recuperar los puntos a Portugal. Sin embargo, esa idea comenzó a quedar rápidamente en el olvido, ya que a los tres minutos Darwin Núñez abrió la cuenta, con un remate rasante, imposible para Ter Stegen.
A pesar de que los catalanes se crearon algunas situaciones para llegar al empate, no pudieron concretarlas y el ordenado cuadro luso aprovechó las que tuvo. Así, en el minuto 69 llegaron al segundo tanto, luego de que Rafa Silva conectara un balón suelto en el área, para aumentar las cifras y comenzar a liquidar el encuentro.
El tiro de gracia llegó a tres minutos del final, nuevamente a través del uruguayo Núñez, quien convirtió de penal, a los 79′, luego de una mano de Sergiño Dest, que fue advertida por el VAR. Para colmo, a los 86′, Eric García recibió la segunda amarilla y dejó a los blaugranas con uno menos.
La mala campaña de Barcelona en la Champions y los problemas en La Liga prácticamente sentencian el futuro de Ronald Koeman. El técnico holandés no ha logrado levantar al equipo en el año que lleva al frente y lo que es peor, pareciera que los jugadores ya no creen en él.