Eduardo Berizzo se había retirado en 2006 del fútbol. La del Cádiz había sido su última camiseta. Al año siguiente, Marcelo Bielsa asumía la dirección técnica de la Selección. El Loco venía a ponerle a Chile la cuota de rigor que le faltaba. Aún quedaban esquirlas del Puerto Ordazo, el escándalo que motivó a la dirigencia que encabezaba Harold Mayne-Nicholls a dar un golpe a la mesa. Bielsa requería de hombres de confianza y llamó a quien había sido uno de los líderes de su Newell’s Old Boys y que ya conocía de sobra los camarines pesados. Había integrado, también, los de River Plate y la selección transandina. El Toto, quien en su paso por los Millonarios había generado un lazo de amistad con Marcelo Salas, no dudó en aceptar la propuesta.
Fue el empujón preciso para que el exdefensor se decidiera por ser técnico. De paso, Chile quedaba para siempre inscrito en su hoja de vida. “Me invita a trabajar con él en la selección de Chile. Era mi primera experiencia y para mí era todo novedoso. Aprendí y crecí. Podría decir que para mí es una gran referencia. Jugué sus ideas de entrenador y me gustaba jugarlas porque me hacían sentir un futbolista mejor, más valioso, importante y después me gustó adquirir sus ideas en la dupla técnica porque son ideas con convicción, con argumentos y muy sostenidas”, decía hace un tiempo Berizzo para recordar el inicio de un vínculo que hoy revive, aunque en fronteras contrapuestas. El ex zaguero central es el actual seleccionador de Paraguay y entra al duelo frente a la Roja con parte de la tarea avanzada: conoce al dedillo a la Generación Dorada y también a parte de la renovación. Desde Chile dio el salto a Europa después de dirigir a O’Higgins, con el que logró el único título nacional de la historia rancagüina, en 2013. Al año siguiente sumó la Supercopa.
El cable a tierra
“Es un rival muy difícil con jugadores importantes, además sabemos que el técnico nos conoce un poco, porque fue ayudante de Bielsa en su momento. Pero el equipo está muy unido, convencido, queremos sacar la mayor cantidad de puntos para quedar bien posicionados”, declaró Luciano Arriagada después del empate frente a Uruguay, en una respuesta seguramente aprendida, pero que da cuenta de un temor adicional al que representa el poderío del equipo guaraní en sí mismo. “Paraguay es similar a Uruguay, un rival físico, con un entrenador que nos conoce (Eduardo Berizzo). Sabemos su forma de enfrentar los encuentros”, añadía, con total propiedad, Claudio Bravo. El golero, capitán en todo el ciclo de Bielsa y Berizzo en la Roja, generó un lazo de confianza con el actual estratega albirrojo.
Pedro Morales, quien fue parte de ese proceso teme, precisamente, que el acabado conocimiento del estratega respecto de las principales figuras nacionales le juegue en contra a la Roja. “Conoce a la Generación Dorada mejor que nadie. Sobre todo a la base. A Arturo, Charles, el Chueco (Mena)”, sostiene.
La explicación es más que cronológica. “Lo que pasa es gran parte de las prácticas las llevaba él con Pablo Quiroga. El profe Berizzo era cercano con nosotros. De repente, nos decía que Bielsa estaba enojado. ‘Muchachos hagamos bien este trabajo’, nos pedía, para que Bielsa . Era súper cercano, mucho de conversar con nosotros. Nosotros respetábamos la carrera de Eduardo. Uno lo vio jugar y sabía la clase de jugador y de persona que era. Siempre hubo ese respeto”, recuerda.
A Berizzo le correspondía un rol clave. “Con nosotros era cordial porque, seguramente, ya conocía la personalidad de Bielsa. Berizzo y Bonini eran el cable a tierra del cuerpo técnico, los que bajaban la presión”, añade el mediocampista.
El recuerdo celeste
En el O’Higgins campeón no olvidan al nacido en Cruz Alta. “Lo recuerdo como una gran persona, un gran técnico, con un cuerpo técnico muy capacitado, siempre con el trabajo entre ceja y ceja. Debe conocer mucho a Chile. El Toto puede encontrar los espacios, donde dañar a Chile, por lo que conoce a los jugadores. Es un tipo trabajólico, de mucho video, de hincapié en cada pelota parada, más ahora en Paraguay, que siempre es fuerte en eso”, sostiene Paulo Garcés, guardameta de esa escuadra celeste.
El golero lo considera un aporte clave en su trayectoria. “De mí sacó lo mejor. Con él, hice el mejor torneo de mi carrera”, resalta. “Tiene un poder de convencimiento pleno. Después de cada charla previa al entrenamiento, uno lo único que quería que empezara la práctica. Te dejaba prendido. Nos hablaba media hora del objetivo del entrenamiento. Entonces, uno sabía para qué te iba a servir. Y el fin de semana se notaba, también”, añade.
Como entrenador principal, Berizzo mantuvo la cercanía con sus dirigidos. “Sabía cómo llegarle al jugador”, dice el Halcón. Y de Bielsa heredó una característica fundamental. “Siempre fue muy detallista en todo. Era de mostrar videos por cada jugador. Imagino que, con los recursos que hay ahora, de cara a este partido será lo mismo. Chile se va a encontrar con un Paraguay que lo conocerá a fondo y que no saldrá a regalarse”, anticipa.