No lo vamos a descubrir ahora. La boca de Marco Antonio Figueroa es tan aguda y contundente como lo era su definición frente al arco. En apariencia protagonista secundario de la parte final del campeonato, agarró a O'Higgins dando pena y más cerca del fondo que de la parte alta, el Fantasma no sólo levantó el juego del equipo celeste, sino que de inmediato se instaló en primera fila a la hora de meterle combustible al muchas veces soso fútbol chileno.
Hace un par de semanas se lanzó al cuello del joven Francisco Bozán junto antes del duelo que podía dejar a la Univesidad de Concepción líder en solitario. Explicó, tras reconocer la complejidad objetiva del Campanil y lo dificultoso de enfrentarlos, que O'Higgins jugaba con ventaja: "La obligación la tienen ellos (…) pero como su técnico dice que no quieren salir campeones, vamos a ganar nosotros". Refrendó sus palabras en El Teniente con un inapelable 4-2, que lanzó directamente a la U de Conce al tercer lugar de la tabla.
Pero no se quedó satisfecho con ese entremés. Ahora comenzó a calentar el decisivo partido del domingo contra Universidad Católica en San Carlos de Apoquindo, un estadio que ha conocido todas las facetas posibles del Fantasma, incluso trepándose a la reja para aforrarle a un hincha que lo insultó tras una mala tarde como jugador.
Como el correcto Beñat San José insinuó la posibilidad, real si se dan un par de resultados, de que Católica sea campeón el mismo partido contra O'Higgins, Figueroa lanzó toda su artillería contra el técnico español. "Que nos ganen por ser mejores, no por prensa ni por mensajes. En el fútbol hay que tenerle respeto a los rivales", le espetó.
Si se analiza específicamente lo que dijo San José, no hay nada ahí para tamaña reacción. Habló de "estar ilusionados", de "hacer nuestro trabajo", e incluso reconoció el buen nivel de O'Higgins, al que calificó de "rival difícil, que juega con mucha intensidad". Cuesta encontrar una hebra que justifique la cólera del Fantasma. De la misma manera, el hoy entrenador celeste no carece de comprensión lectora y dudo mucho que alguien le haya contado que Beñat San José lo mató frente a los micrófonos.
Como ocurrió contra Bozán, Figueroa se quiere merendar a Beñat antes de entrar a la cancha. Provocarlo, confundirlo y sacarlo de foco. Que pise el palo. Le resultó contra la Universidad de Concepción, donde las decisiones de Francisco Bozán, que tuvo a su equipo en ventaja y logró un momentáneo empate justo antes del descanso, fueron muy contradictorias, tardías y equívocas.
Católica ha sido muy sólida en San Carlos de Apoquindo. En esa cancha ha cimentado su campaña que la tiene en la punta, no ha perdido un solo partido esta temporada y tiene la primerísima opción de lograr el título. Sin embargo, por el contexto y el rendimiento inmediato, parece que este duelo es el más complicado que han tenido de locales en todo el torneo. Hay un impulso, un aplomo que parecía tan claro hasta hace un tiempo, sobre todo en ofensiva, que se ha ido apagando. Figueroa, zorro viejo, huele esto y ataca. Total, si pierde y la UC logra el título, nadie se acuerda. Pero si gana, patea el tablero, deja la escoba en el campeonato y queda como Gardel y Sinatra. Será completamente pelado, pero no tiene un pelo de tonto.