Bernio Jordan Enzo Verhagen (25 años) pone un primer nombre sobre la mesa: Justo Gabriel Sanabria. Tras tres días de acusaciones gruesas de racismo al interior del camarín de Audax Italiano, pero sin señalar a nadie, el futbolista surinamés apunta directamente a un compañero: "Me peleé con el paraguayo... ¿Cómo era su nombre? Sanabria. Sí, Gabriel Sanabria", dice, mientras se toma unos segundos para recordar el episodio: "Me pidió que le mostrara un tatuaje que me había hecho. Yo estaba hablando por teléfono y le pedí que me dejara tranquilo. Me trató de bipolar y me empezó a decir una serie de tonterías. Terminamos a los golpes". Cuenta que hay otros cinco implicados en actos racistas, pero por ahora se los sigue guardando: "No quiero nombrarlos para no perjudicar su carrera". El extremo derecho, o supuesto (el propio club no es capaz de recordar cómo llegó a él el 22 agosto y por qué lo fichó, tampoco no hay gran hemeroteca sobre sus cualidades), sigue fugado, en rebeldía, en Dinamarca.

Reclama su carta de libertad e insiste en las denuncias de racismo recibidas durante su estancia en el club de La Florida. Su estremecedor relato va sumando aristas y actores que vuelven también más confuso el caso. El último, escalofriante: la novia del futbolista, Nayaret Muci, una chilena que viajó con él a Europa tras un mes de relación y hace las veces de traductora en la entrevista del jugador con La Tercera, grita que la tiene secuestrada y que la golpea. Al rato se suaviza y asegura que todo está en orden.

* "Me llamaban puta, me decían que mi madre era un mono"

Sábado por la noche en Chile, madrugada de domingo en Dinamarca. Verhagen contesta al teléfono desde Viborg. Insiste en que está dolido. En su cabeza siguen dando vuelta los insultos que, según dice, recibió durante su estadía de casi 60 días en la escuadra de La Florida. "Tengo rabia, estoy muy afectado aún. Siento que Audax está jugando conmigo, no me responde ni siquiera los mensajes", dice el nacido en Paramaribo (Surinam). "Me decían mono, negro, no me llamaban por mi nombre. También me decían puta. Al principio fue en tono de broma, pero yo les dije que me molestaba. Y no quisieron parar. Todo el día me llamaban negro", reafirma. "Las cosas se volvieron más extremas... me seguían diciendo puta, decían que mi madre era un mono", enfatiza. "Tengo pruebas... tengo mensajes y videos", amenaza. Hasta ahora no había señalado a nadie. Ahora lo hace por primera vez. Acusa a Sanabria, defensa paraguayo de 22 años. Comenta que hay otros cinco implicados en los episodios racistas, pero no los quiere identificar. Verhagen vivía en una cómoda casa de dos pisos en Puente Alto, según comenta su novia chilena, y recibía un sueldo en dólares que superaba el salario de varios futbolistas del plantel. Pero dice que su estadía fue un tormento. Acusa al presidente, Lorenzo Antillo, de no atender sus quejas: "Sabía todo lo que me estaba pasando y nunca hizo nada. Nunca me ayudó en esos momentos". El futbolista no denunció los ataques ante la justicia, solo los puso en conocimiento del club. Cierra exponiendo sus intenciones: "Quiero ser claro. No quiero dinero de Audax. No quiero parte del salario que me queda. Solo quiero deshacerme de mi contrato, porque no me trataron bien".

* "No me dejaba salir del hotel"

Nayaret Muci (21 años) es la novia de Verhagen desde hace un mes. Lo acompañó en su huida a Dinamarca el 21 de octubre. De hecho, está a su lado cuando la entrevista. Y ejerce de traductora durante los 21 minutos que dura la conversación con el futbolista. Su inglés es básico, pero se logran entender. Se ayuda de un computador, que, en las dudas, le sirve para ir traduciendo ideas y preguntas. Al momento de iniciar el diálogo, sin embargo, sorprende. Explica, sin ser consultada, los gritos que publicó horas antes en su cuenta de Instagram: "El jugador me tiene secuestrada aquí en Dinamarca. Me golpeó y escupió mi cara. No me quiere devolver a Chile. Ayuda". También los acompañó de videos en los que pedía socorro con voz angustiosa. A la hora de la entrevista, había borrado los textos y las imágenes.

"Por lo de los videos estoy bien, gracias. Ya está todo solucionado. Es difícil convivir con una persona que no te deja salir del hotel, eso es secuestro. Yo estaba asustada y publiqué esas cosas porque estoy sola. Pero ya está todo bien. La idea no es arruinar su trabajo ni tampoco mi vida. Yo vine acá a trabajar, a estudiar y a buscar nuevas oportunidades que en Chile no hay", dice la joven, ahora con voz decidida.

Pero su incomodidad con el jugador la vuelve a hacer evidente entre pregunta y pregunta, mientras Verhagen se piensa las respuestas. Lo hace en español; se supone que su pareja no entiende lo que dice: "Yo vengo a estudiar. Nos comunicanos con traductor, yo hablo poco inglés. Siento que hubo un desquite conmigo. Él nunca me había contado lo que vivió en Chile. Fue violento conmigo, sí, y también hubo faltas de respeto. Me traté de defender. Estoy bien acá, porque no tengo apoyo de mi familia en Chile", agrega.

Domingo por la mañana. Nayaret escribe por WhatsApp: "Ayuda". El periodista pregunta y la chilena asegura que ha denunciado al jugador a la policía, que quiere que se deje constancia de todo y que está volviendo a Santiago. Horas después, rectifica. Dice que ha logrado resolver sus diferencias con el futbolista y que este logró convencerla de que se quedara en Dinamarca.

* Sanabria guarda silencio

Domingo por la tarde. Sanabria contesta al WhatsApp. La Tercera le dice que Verhagen lo ha señalado como responsable de los episodios de racismo en su contra. "Discúlpame, pero yo no estoy autorizado a hablar de ese tema", se limita a responder. Efectivamente, esa parece ser la orden del club. El técnico, Juan José Ribera, también rehúye de pronunciarse. "Hasta la nueva comunicación oficial del club, no podemos hablar". Hasta ahora, la versión oficial de Audax es de desconocer el racismo. "No compartimos ni el fondo ni la forma de las declaraciones. Pero el club iniciará una investigación". El Sifup también afirmó que investigará el caso.

* Denuncia para que nadie lo fiche

Audax, efectivamente, pretende tener el control comunicacional del conflicto. A través de escritos o versiones oficiales. La última, tiene que ver con la situación de Nayaret más que con la del futbolista. El club asegura que ha interpuesto una denuncia ante la PDI contra el jugador. Elevada en la Brigada de Investigación Criminal, de Las Condes, por solicitud de ayuda por secuestro: "Se trata de una comunicación recibida por el club de parte de una mujer, aparentemente chilena y que habría viajado con el jugador a Dinamarca, que afirma estar allá secuestrada por Bernio Verhagen, recibiendo apremios físicos, sin posibilidad de regresar a Chile, en la cual solicita explícitamente nuestra ayuda". Bernio reconoce la existencia de la denuncia, ya que asegura, el contrato que tenía prácticamente cerrado en Dinamarca, se frenó por la misma: "Desde Audax hicieron saber lo del Instagram de Nayaret. Mañana iré al club danés para intentar continuar con el acuerdo al que habíamos llegado. No quiero que se corte mi carrera".

* "No tiene condiciones"

Sábado por la noche. Verhagen se pone algo nervioso cuando se le pregunta quién está negociando su fichaje: "El representante que me llevó a Chile no me apoya, está del lado de Audax. No se me permite decir su nombre. Todo esto se trata de dinero. Solo te puedo decir que llego a Chile por él, que es amigo de los dueños de Audax".

En Audax tampoco tienen claro cómo llegó el jugador. "No recuerdo cómo llegó, ni cómo se llamaba su representante. Sólo recuerdo que era un agente holandés", dice Lorenzo Antillo, presidente itálico. En agosto, en cambio, cuando Verhagen se convirtió en el último fichaje del mercado chileno, lo explicó así: "El jugador llega producto de las relaciones internacionales que tiene Audax Italiano. Llegó esta semana a prueba, pero como teníamos un cupo de extranjero disponible, lo inscribimos. Va a estar con nosotros en principio hasta diciembre. Es un delantero que juega por fuera".

"No tiene condiciones", fue el lapidario juicio inicial del cuerpo técnico apenas lo vieron entrenar. Con el transcurso de los días, llegaron a dudar de que, efectivamente, se tratara de un futbolista profesional, más allá de escuálidos antecedentes que hablaban de pasos por el Cape Town City de Sudáfrica, el Willem II y el Den Dungen de Holanda y el Dinamo Tiraspol de Moldavia. La burocracia impidió que el futbolista superara esa inscripción preliminar y se quedó sin ficha. Fue confinado a realizar trabajos diferenciados.

"Yo no pude jugar porque no estaba inscrito, no porque no tuviera condiciones. No hubo otra razón", dice el futbolista, quien ayer, por un rato, sacudió sus redes sociales con otro impactante mensaje en inglés: "Adiós, he terminado con esta puta vida". Luego lo borró.